México eleva aranceles a autos de países sin TLC; China y otros socios advierten efectos en comercio e inversión
El Ministerio de Comercio de China calificó como “unilaterales” y “proteccionistas” las medidas arancelarias aprobadas por México para vehículos provenientes de países sin tratados de libre comercio, entre ellos China, India y Corea del Sur. La autoridad asiática anticipó que dará seguimiento al impacto de la decisión y exhortó a México a reconsiderar el alza, que, de acuerdo con fuentes del sector, podría llevar los gravámenes hasta 50% a partir de 2026.
La medida se enmarca en un entorno mundial de mayores barreras comerciales y en presiones de Estados Unidos para evitar que autos —especialmente eléctricos y de bajo costo— ingresen al mercado norteamericano vía México. En ese contexto, el gobierno mexicano ha argumentado en ocasiones previas que los ajustes arancelarios buscan “nivelar el terreno” frente a importaciones de países con los que no existe un acuerdo comercial y atajar posibles prácticas de subvaloración o triangulación, sin afectar las obligaciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
De acuerdo con información de la industria, el incremento de aranceles podría afectar embarques anuales cercanos a 1,000 millones de dólares, con fabricantes como Volkswagen, Hyundai, Nissan y Suzuki entre los más expuestos por su plataforma exportadora en India y Corea del Sur. Para India, México es su tercer destino de exportación de vehículos, particularmente subcompactos por debajo de un litro de cilindrada, segmento que abastece a consumidores sensibles al precio en el mercado mexicano.
La discusión llega en un momento en el que la economía mexicana muestra resiliencia, apoyada en el dinamismo del sector automotor, la inversión por relocalización (nearshoring) y un mercado laboral relativamente sólido. Sin embargo, un aumento de aranceles a autos de bajo costo podría tensionar precios al consumidor en el corto plazo, en un entorno en el que la inflación general ha cedido, pero persisten presiones en rubros específicos. Para fabricantes y distribuidores locales, el reto será equilibrar la protección a la producción instalada con la accesibilidad de modelos de entrada.
En el comercio exterior, el ajuste arancelario plantea efectos mixtos. Por un lado, podría incentivar mayor ensamblaje en territorio nacional o dentro de la región T-MEC para cumplir reglas de origen y evitar gravámenes. Por otro, existe el riesgo de represalias o de que algunos exportadores redirijan oferta hacia otros mercados, lo que reduciría la diversidad de modelos en México. Corea del Sur ha señalado que evaluará respuestas, y grupos automotrices indios han pedido a su gobierno gestionar con México la preservación de condiciones previsibles de acceso.
Para la planta automotriz mexicana, que produce principalmente para exportación y aporta una fracción relevante del PIB manufacturero, la medida puede ser un incentivo adicional a la localización de nuevos proyectos, especialmente si se acompaña de políticas de contenido regional, infraestructura logística y certeza regulatoria. No obstante, la captación de inversión requiere un balance fino: reglas claras que eviten la elusión de aranceles, pero que no desincentiven la llegada de capital y tecnología.
En el frente regulatorio, el reto será la implementación. Un arancel de hasta 50% implica fortalecer aduanas, verificación de valor y origen, y coordinación con socios comerciales para minimizar distorsiones. También será clave la comunicación con consumidores, ante la posibilidad de que algunos modelos populares ajusten precios o disponibilidad. El desempeño del tipo de cambio, la tasa de referencia del banco central y la evolución de la demanda interna influirán en la traslación de costos a precios finales.
A futuro, el rumbo dependerá de tres variables: la respuesta de los socios afectados, la claridad de la ruta mexicana hacia 2026 y la interacción con el T-MEC, cuyas reglas automotrices seguirán bajo escrutinio en la revisión del acuerdo. Si el alza arancelaria se acompaña de mayor inversión en cadena de suministro regional y de medidas para mejorar competencia y productividad, puede reforzar el ecosistema automotor; si deriva en menor oferta y mayores precios, el impacto recaería en el consumidor y en la diversidad del mercado.
En suma, el ajuste de aranceles refleja la búsqueda de México por ordenar flujos de importación desde países sin TLC y blindar su base industrial en un entorno de mayor proteccionismo global. El balance final dependerá de su implementación, de la reacción de China, India y Corea del Sur, y de la capacidad del mercado para absorber cambios sin afectar de manera significativa precios, variedad y competencia.