México sostiene que no hay señales de ruptura del T-MEC; avanzan consultas rumbo a la revisión de 2026

14:11 04/12/2025 - PesoMXN.com
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El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, afirmó que no existen indicios de que el T-MEC esté en riesgo de descarrilarse, pese a las recientes declaraciones de Donald Trump sobre dejar expirar el pacto o negociar uno nuevo. De acuerdo con el funcionario, el proceso de revisión avanza conforme al calendario y se mantienen activas las audiencias públicas en Washington, parte de la preparación técnica previa a la evaluación formal del acuerdo prevista para 2026.

Ebrard detalló que en enero presentará a la presidenta Claudia Sheinbaum un informe integral con los resultados de las consultas realizadas en México a cámaras empresariales, sindicatos, academia y gobiernos locales. Falta incorporar la opinión del Senado para cerrar el documento. Según el balance preliminar, una amplia mayoría de los comentarios recogidos respalda la continuidad del tratado, aunque con posturas matizadas por sector: el agro reclama condiciones más simétricas ante los subsidios en Estados Unidos, el comercio empuja por mayor apertura y la industria manufacturera pide preservar herramientas de defensa frente a prácticas desleales.

Más allá del ruido político, la arquitectura del T-MEC establece que en 2026 las partes decidirán si “reafirman” el acuerdo y lo extienden por 16 años. Si alguna parte no lo hace, el tratado no termina de inmediato; se activarían revisiones anuales hasta el año 16, cuando podría concluir si no hay consenso. Este diseño busca dar certidumbre de mediano plazo a las cadenas de suministro, aunque declaraciones que anticipen la no reafirmación elevan la incertidumbre para la planeación de inversiones y contratos de largo plazo.

El contexto comercial favorece a México: más de 80% de sus exportaciones se dirige a Estados Unidos y el país se ha beneficiado de la relocalización de manufactura hacia América del Norte. Sectores como automotriz, autopartes, maquinaria, electrodomésticos y dispositivos médicos mantienen dinamismo, apoyados en la proximidad geográfica, costos competitivos y reglas de origen que incentivan contenido regional. No obstante, persisten cuellos de botella en infraestructura, energía y permisos que condicionan la capacidad de absorber nuevos proyectos a gran escala.

Ebrard subrayó que, en términos arancelarios efectivos, México conserva una posición comparativamente favorable en el mercado estadounidense frente a otros socios extrarregionales, lo que refuerza su atractivo frente a Asia y Europa. Aun así, hay frentes sensibles: las controversias en tomate y productos estacionales, episodios de salvaguardas en acero o químicos y la aplicación del Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida en decenas de centros de trabajo. En energía, las consultas bilaterales continúan sin un panel formal, pero el tema sigue en el radar por su peso en costos industriales y metas de descarbonización.

En el plano diplomático, la interlocución técnica con Washington se mantiene intensa, con reuniones frecuentes para identificar áreas de convergencia y prevenir disputas. Fuentes del sector privado señalan que, hacia 2025, las prioridades incluyen agilizar aduanas y cruces fronterizos, armonizar normativas para electromovilidad y semiconductores, y fortalecer mecanismos de solución rápida de controversias para pymes exportadoras.

De cara a 2026, los escenarios van desde una reafirmación “limpia” del tratado hasta ajustes acotados en anexos o cartas paralelas sobre temas puntuales. La evolución de la agenda política en Estados Unidos y Canadá, así como la capacidad de México para atender preocupaciones en trabajo, medio ambiente y competencia, serán determinantes. Para las empresas, la recomendación es mantener estrategias de cobertura y diversificación dentro del propio bloque norteamericano, sin perder de vista los plazos de inversión y la calendarización del proceso de revisión.

En síntesis, el mensaje oficial apunta a continuidad y trabajo técnico sin sobresaltos, mientras el entorno político introduce ruido. La clave estará en traducir el consenso empresarial en propuestas concretas, mejorar los cuellos de botella internos y sostener la coordinación trilateral. Si ello se cumple, el T-MEC seguiría siendo el ancla de la manufactura mexicana y de la integración regional en los próximos años.

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