CEPAL llama a México y a la región a diversificar comercio e integrar cadenas ante una coyuntura global más incierta

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) reiteró su llamado a los países de la región —incluido México— a diversificar sus mercados e impulsar una mayor integración económica regional para mitigar la exposición a episodios de proteccionismo y cambios regulatorios en el comercio mundial. La recomendación llega en un contexto de tensiones geopolíticas, medidas arancelarias intermitentes por parte de grandes economías y un reordenamiento de cadenas de suministro que abre oportunidades, pero también exige respuestas de política pública ágiles y coordinadas.
En el caso de México, la concentración exportadora hacia Estados Unidos —alrededor de 80% de las ventas externas— sigue siendo un activo y un riesgo. El T-MEC ha brindado certidumbre y un marco de cumplimiento laboral y ambiental más robusto, pero el examen de revisión de 2026 y la posibilidad de ajustes en reglas de origen, incentivos industriales o medidas de seguridad nacional en sectores sensibles (acero, aluminio, autos eléctricos, semiconductores) sugieren que la planificación de mediano plazo debe contemplar distintos escenarios. A ello se suma un entorno financiero global más restrictivo que encarece el costo de capital y exige mayor productividad interna.
La CEPAL sugiere ampliar vínculos con Asia y África, y profundizar la integración intrarregional. Para México, esto pasa por potenciar su membresía en el CPTPP con Asia-Pacífico, reactivar la Alianza del Pacífico y dar seguimiento al acuerdo modernizado con la Unión Europea, aún pendiente de firma y ratificación. En Sudamérica, la conclusión de un acuerdo Mercosur-UE permanece en negociación y su desenlace tendrá implicaciones para los flujos de comercio. Paralelamente, México ha ajustado aranceles a importaciones de países sin tratado para proteger a ciertas industrias, mientras impulsa infraestructura logística estratégica —como el Corredor Interoceánico, puertos y cruces fronterizos—, donde la ejecución y la energía disponible serán determinantes.
El organismo regional también colocó la economía del cuidado en el centro de la agenda de desarrollo. Ante el envejecimiento demográfico y la baja en la fecundidad, la CEPAL propone que los países destinen hasta 4.7% del PIB al 2035 para construir sistemas nacionales de cuidados, con el potencial de crear hasta 31 millones de empleos en la región y ampliar la base recaudatoria. Para México, donde la participación laboral femenina sigue rezagada frente a la masculina y se discuten propuestas para un sistema nacional de cuidados, avanzar en esta política podría elevar la productividad, aliviar brechas de género y dar soporte al crecimiento de largo plazo.
El reacomodo manufacturero por el “nearshoring” ha favorecido a México con anuncios de inversión en sectores como automotriz, electrodomésticos, dispositivos médicos y componentes electrónicos. No obstante, para traducir proyectos en empleo y valor agregado local se requiere atender cuellos de botella: capacidad eléctrica y de agua en polos industriales, infraestructura urbana, seguridad, Estado de derecho, capital humano técnico y financiamiento a pymes para su inserción en cadenas globales. Una modernización aduanera y digital —ventanillas únicas interoperables, trazabilidad y facilitación comercial— puede reducir costos y robustecer la posición del país como hub regional.
En el frente macro, el peso fuerte y la política monetaria restrictiva han ayudado a contener presiones inflacionarias, aunque encarecen el crédito y pueden restar tracción a la inversión. En este equilibrio, la política industrial con criterios de competencia, sostenibilidad y certidumbre regulatoria —incluida la transición energética y la expansión de renovables— será clave para atraer capital de mayor calidad y elevar la productividad total de los factores. La coordinación público-privada y una integración latinoamericana más efectiva pueden amortiguar choques externos y ampliar mercados.
En síntesis, México parte de una posición estratégica en América del Norte, pero su resiliencia dependerá de diversificar destinos, sofisticar su oferta exportable y avanzar en políticas de cuidados que eleven la participación laboral y el bienestar. La ventana de oportunidad del “nearshoring” y la revisión del T-MEC demandan ejecución: infraestructura, energía confiable, certidumbre y capital humano serán el punto de quiebre entre un ciclo transitorio y un cambio estructural.
Observación final: la recomendación de la CEPAL converge con los retos inmediatos de México —diversificación, integración y cuidado—. Los puntos clave son reducir la dependencia de un solo mercado sin perder su anclaje en Norteamérica, acelerar reformas logísticas y energéticas, y convertir la economía del cuidado en un motor de empleo formal. La perspectiva neutral: la oportunidad es real, pero su materialización descansa en capacidad de implementación y coordinación regional.