Señales de enfriamiento en el empleo de EU elevan la vigilancia sobre exportaciones, peso y remesas de México

14:07 15/10/2025 - PesoMXN.com
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La más reciente encuesta regional de la Reserva Federal de Estados Unidos (Libro Beige) apunta a que más empresas en ese país están recortando personal ante una demanda que pierde tracción y mayor incertidumbre. El diagnóstico incluye presiones de costos por encarecimiento de importaciones y servicios —como seguros y salud—, así como ajustes de plantilla asociados a inversiones en tecnologías de inteligencia artificial. Para México, cuyo ciclo está estrechamente vinculado al de su principal socio comercial, el reporte enciende focos de alerta en tres frentes: exportaciones manufactureras, tipo de cambio y flujo de remesas.

El documento de la Fed describe una actividad económica prácticamente estancada en semanas recientes, una leve caída en el gasto minorista y mayor cautela empresarial. Además, se reportan más casos de reducción de nóminas vía despidos o no reemplazo de vacantes, y oferta laboral afectada en sectores como agricultura, construcción y manufactura por cambios en políticas migratorias. Aunque el panorama no sugiere una contracción abrupta, la expectativa de que la incertidumbre frene decisiones de inversión y consumo se ha extendido entre los contactos del banco central estadounidense.

Para México, donde alrededor de cuatro quintas partes de las exportaciones tienen como destino Estados Unidos, un enfriamiento del consumo y la producción del vecino del norte puede traducirse en menores pedidos para la manufactura orientada a la exportación —automotriz, autopartes, dispositivos electrónicos, equipo eléctrico y maquinaria—. Los estados fronterizos y los clústeres del Bajío suelen resentir primero cualquier bache en órdenes externas, lo que podría reflejarse en horas trabajadas, utilización de capacidad y flujos del programa IMMEX.

Al mismo tiempo, el fenómeno de relocalización de cadenas (nearshoring) continúa ofreciendo un amortiguador estructural. La cartera de proyectos industriales y logísticos se mantiene activa, especialmente en el norte y occidente del país. No obstante, si la demanda final en Estados Unidos se modera, las empresas pueden dosificar cronogramas de inversión o fases de expansión, privilegiando eficiencias operativas antes que incrementos rápidos de capacidad. En términos netos, la tendencia de largo plazo sigue siendo favorable, pero el impulso cíclico puede perder fuerza en el corto plazo.

En el frente financiero, un entorno de mayor incertidumbre en Estados Unidos tiende a aumentar la volatilidad cambiaria. El peso —que ha mostrado fortaleza en los últimos años apoyado por diferenciales de tasas, cuentas externas y flujos de inversión— podría enfrentar episodios de corrección si se materializa un menor apetito por riesgo o si el mercado reevalúa la trayectoria de tasas de la Fed. Para Banxico, el balance de riesgos sigue requiriendo una postura prudente: el traspaso cambiario, los precios de importación y la trayectoria de la inflación subyacente condicionan la velocidad de cualquier ajuste monetario.

Otro canal relevante es el de las remesas. Un mercado laboral más frío en Estados Unidos, en particular en construcción, servicios y agricultura, podría moderar el crecimiento del envío de recursos a México. Históricamente, estos flujos han mostrado resiliencia; sin embargo, la dinámica salarial y de empleo de los migrantes es clave para regiones mexicanas con alta dependencia de remesas, donde estos recursos sostienen el consumo de bienes básicos, vivienda y servicios locales.

Los cambios en la oferta de mano de obra de Estados Unidos vinculados a ajustes migratorios también pueden tener efectos de segundo orden en México: desde eventuales presiones salariales en algunos oficios hasta posibles flujos de retorno que reconfiguren mercados laborales regionales. En el sector agroindustrial y la construcción, cualquier alteración en tiempos de entrega o costos logísticos del lado estadounidense repercute en la coordinación transfronteriza de cadenas productivas.

Hacia adelante, el desempeño de la economía mexicana dependerá de la interacción entre factores externos —trayectoria del consumo y la inversión en Estados Unidos, costos de importación, logística global— y variables internas como la inflación, la inversión pública y privada y la creación de empleo formal. Indicadores a vigilar incluyen ventas minoristas y órdenes manufactureras en Estados Unidos, así como encuestas empresariales y de empleo en México. Un escenario base de crecimiento moderado se mantiene vigente, pero con sesgo a la baja si el enfriamiento estadounidense se profundiza.

En síntesis, el reporte de la Fed sugiere un entorno externo menos favorable para México: menor demanda en Estados Unidos, costos todavía elevados y empresas más cautas. Si bien el nearshoring ofrece soporte estructural, los próximos meses podrían traer mayor volatilidad cambiaria y señales mixtas en manufactura y remesas. La prudencia de la política monetaria y la capacidad de la economía mexicana para sostener inversión y productividad serán determinantes para navegar esta fase.

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