Recorte de la Fed reacomoda expectativas para México: tipo de cambio, tasas y crecimiento en el radar

12:37 17/09/2025 - PesoMXN.com
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La decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos de recortar su tasa de referencia en 25 puntos base y perfilar un ritmo gradual de nuevas bajas reconfigura el tablero para la economía mexicana. El giro, motivado por señales de enfriamiento en el mercado laboral estadounidense y riesgos a la baja para el empleo, sugiere un ciclo de relajación monetaria al norte del río Bravo que podría extenderse en lo que resta del año. Para México, estrecharse el diferencial de tasas con Estados Unidos suele traducirse en movimientos en el tipo de cambio, ajustes en la curva local y un nuevo balance entre control inflacionario y crecimiento.

La reacción del peso estará marcada por dos fuerzas contrapuestas. Por un lado, menores tasas en Estados Unidos tienden a aliviar las condiciones financieras globales y apoyar los flujos hacia mercados emergentes, incluido México. Por el otro, un diferencial de tasas menos amplio reduce parte del atractivo del “carry trade”, lo que podría inducir episodios de mayor volatilidad cambiaria. En este entorno, la comunicación de la Fed —que aún proyecta inflación por encima de su objetivo y crecimiento moderado— será clave para calibrar el apetito por riesgo.

Para el Banco de México, el mensaje es doble. Si bien el relajamiento de la Fed abre espacio para que los bancos centrales de la región avancen con cautela en sus propios ciclos, la trayectoria doméstica sigue determinada por la inflación mexicana y sus componentes más persistentes. La desinflación general ha avanzado, pero los precios de servicios y algunos rubros con fuerte componente de salarios se mantienen relativamente altos, lo que sugiere prudencia. Banxico ha reiterado que su proceso de ajuste será dependiente de los datos y que la convergencia sostenida al objetivo de 3% ±1 punto porcentual es la condición indispensable para valorar nuevas reducciones.

En el mercado de renta fija, un Fed más acomodaticio puede aplanar la curva en dólares y, por contagio, favorecer descensos en los rendimientos de Mbonos y CETES, particularmente en los tramos intermedios. Esto abarataría gradualmente el financiamiento para empresas y hogares, aunque las tasas reales en México seguirían en terreno restrictivo por algún tiempo. También podría mejorar el apetito por emisiones corporativas locales y UDIbonos, en la medida en que las expectativas inflacionarias continúen ancladas.

En la economía real, un costo del crédito menor en Estados Unidos ayuda a amortiguar la desaceleración en ese país, con implicaciones directas para México por su estrecha integración comercial. Una demanda estadounidense más estable respaldaría las exportaciones manufactureras —automotriz, equipo eléctrico y electrónico— y el empleo en las cadenas de valor. Al mismo tiempo, remesas robustas y la inversión asociada al nearshoring pueden sostener el consumo y la construcción industrial, siempre que se mantengan condiciones de certidumbre regulatoria e infraestructura suficiente.

Los riesgos no desaparecen. Una desaceleración más marcada en Estados Unidos recortaría pedidos a la planta exportadora mexicana; lo contrario —un repunte inflacionario allá— podría frenar o revertir el ritmo de recortes de la Fed, endureciendo de nuevo las condiciones financieras. En el frente interno, el traspaso cambiario a precios, la dinámica salarial, los energéticos y choques climáticos sobre alimentos siguen siendo variables a vigilar. De cara a la revisión del T-MEC en 2026, la claridad de reglas y el entorno de competencia serán determinantes para aprovechar de lleno la relocalización de inversiones.

En síntesis, el recorte de la Fed facilita un ajuste ordenado de las condiciones financieras y abre una ventana de oportunidad para México, pero no sustituye la disciplina doméstica. El peso podría mostrar episodios de volatilidad acotada, las tasas locales tender a ceder con altibajos y la actividad sostenerse si la demanda externa se mantiene. La clave seguirá siendo un Banxico prudente, una inflación en trayectoria descendente y un entorno de certidumbre que potencie la inversión.

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