La inversión fija repunta en julio por la compra de maquinaria; la construcción sigue presionada

La inversión fija bruta en México avanzó 1.6% mensual en julio de 2025, su mayor incremento en más de un año, según cifras desestacionalizadas del Inegi. El dato confirma un rebote en la formación de capital —clave para la capacidad productiva futura— tras varios meses de debilidad, aunque el indicador aún se ubica por debajo de los niveles de hace un año.
El impulso provino de la adquisición de maquinaria y equipo, que aumentó 4.9% en el mes. Destacó el dinamismo de los bienes importados (5.9%), en particular el equipo de transporte, que se disparó 23.5%. En contraste, la construcción retrocedió 1.3% mensual, con una caída más pronunciada en la obra no residencial (–1.9%), señal de que los proyectos de infraestructura y edificaciones productivas siguen enfrentando rezagos.
En la comparación anual, la inversión fija bruta se contrajo 7.2% frente a julio de 2024, lo que refleja que el avance reciente no compensa la pérdida acumulada. Por componentes, la construcción disminuyó 7.5% anual y la maquinaria y equipo cayó 5.9%. Dentro de esta última, la inversión en maquinaria y equipo de origen nacional se redujo 11.4%, mientras que la de bienes importados descendió 1.5%. Por tipo de gasto, la inversión privada retrocedió 4.6% anual, en tanto que la pública se desplomó 22.7%, arrastrada por un recorte en construcción (–31.7%).
El desempeño mixto refleja fuerzas encontradas en la economía. Por un lado, la expectativa de relocalización de cadenas (nearshoring) ha motivado compras de equipo —a menudo importado— en regiones manufactureras del norte y el Bajío. Por el otro, persisten cuellos de botella en infraestructura: costos elevados de construcción, trámites y permisos, saturación logística en corredores clave y restricciones en energía y agua en algunos polos industriales, factores que tienden a frenar la obra no residencial.
En el frente macro, la fortaleza del peso abarata en términos relativos la importación de maquinaria, lo que puede explicar parte del dinamismo en equipo importado; sin embargo, también presiona los ingresos de exportadores y puede diferir decisiones de ampliación de capacidad. A su vez, el costo del financiamiento continúa siendo un elemento a vigilar: aunque la inflación ha mostrado un proceso de desinflación desde 2023, las tasas reales se mantienen elevadas y condicionan el ritmo de nuevos proyectos, especialmente en construcción y en maquinaria de fabricación nacional.
Hacia adelante, la sostenibilidad del repunte dependerá de que la construcción revierta su tendencia, del avance de obras de infraestructura estratégica y de certidumbre regulatoria en sectores como energía. También serán determinantes el ciclo manufacturero de Estados Unidos —particularmente en automotriz y equipo eléctrico—, la evolución del tipo de cambio y el trayecto de la política monetaria. Si estos factores convergen favorablemente y se materializa la demanda por espacios industriales, la inversión podría recuperar mayor tracción en los próximos trimestres.
En síntesis, julio dejó un avance relevante en maquinaria y equipo que amortigua la debilidad previa, pero el retroceso anual y la caída en construcción muestran que la recuperación de la inversión aún es incompleta. El balance sugiere cautela: habrá que observar si el impulso asociado al nearshoring y a la importación de equipo se traduce en un ciclo más amplio de formación de capital, con una construcción más activa y condiciones financieras menos restrictivas.