OMC prevé freno del comercio en 2026; México encara un entorno externo más retador pese al impulso del nearshoring

07:53 07/10/2025 - PesoMXN.com
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OMC prevé freno del comercio en 2026; México encara un entorno externo más retador pese al impulso del nearshoring

El repunte del comercio mundial observado en 2025 perdería fuerza el próximo año, cuando se sientan de lleno los efectos de nuevos aranceles y de una demanda global más débil. La Organización Mundial del Comercio (OMC) recortó su previsión de crecimiento del volumen del comercio de bienes para 2026 a 0.5%, desde el 1.8% estimado previamente, al incorporar menor inversión, mayor incertidumbre política y condiciones financieras aún restrictivas.

Las proyecciones apuntan a un desempeño dispar por regiones. En exportaciones, Asia pasaría de crecer 5.3% en 2025 a un estancamiento en 0% en 2026, y África también se frenaría de 5.3% a 0%. América del Norte moderaría su contracción a -1%, tras una caída estimada de -3.1% este año. Europa avanzaría 2%, la Comunidad de Estados Independientes 3.5% y Medio Oriente caería -0.9%. En importaciones, América del Norte lideraría las bajas con -5.8%, seguida por Medio Oriente con -3.2%, mientras Asia crecería 2.7% y Europa 0.8%. África mantendría un alza de 5.4% y América del Sur se estabilizaría en -0.6%.

Para la OMC, el impulso inesperado de la primera mitad de 2025 —apoyado por compras anticipadas para esquivar aranceles, fuerte demanda de bienes vinculados a inteligencia artificial e inversiones en semiconductores y equipo de cómputo— no será sostenible. Aunque esos rubros representaron una fracción acotada del comercio total, explicaron cerca de la mitad del crecimiento observado en bienes. En contraste, los servicios muestran una trayectoria más estable, con aumentos previstos de 4.6% en 2025 y 4.4% en 2026, destacando el dinamismo de los servicios digitales.

Para México, el cuadro externo implica retos claros. Una caída de las importaciones en América del Norte de -5.8% el próximo año podría traducirse en menor demanda por manufacturas mexicanas, dado que cerca de cuatro quintas partes de las exportaciones nacionales se dirigen a Estados Unidos. Sectores como autopartes y automóviles, equipo electrónico, electrodomésticos y maquinaria —integrados en cadenas regionales— resentirían márgenes más estrechos y calendarios de pedidos más volátiles.

El reacomodo arancelario global también redibuja rutas de suministro. Las medidas defensivas en grandes economías para segmentos sensibles —por ejemplo, vehículos eléctricos, componentes electrónicos y acero— elevan el riesgo de desvío de comercio y escrutinio regulatorio. Para México, esto supone dos caras: por un lado, más oportunidades de inversión por nearshoring y relocalización; por el otro, mayores exigencias para acreditar origen bajo el T-MEC y prevenir prácticas de triangulación que puedan detonar investigaciones o salvaguardas.

En el frente interno, el país ha utilizado aranceles temporales a productos de naciones sin acuerdo comercial con el objetivo de equilibrar condiciones de competencia. Si bien estas medidas buscan proteger a ciertos sectores, pueden encarecer insumos industriales y presionar costos en la manufactura. Con una política monetaria aún restrictiva para encauzar la inflación, choques de oferta vinculados a aranceles podrían complicar la desinflación, especialmente en servicios y mercancías alimentarias.

El avance del nearshoring continúa como narrativa dominante, con anuncios en industrias como equipo eléctrico, dispositivos médicos, electrónicos y logística. No obstante, su materialización plena depende de resolver cuellos de botella en energía, agua, conectividad ferroviaria y capacidad aduanera, así como de fortalecer el estado de derecho. La revisión del T-MEC en 2026 añade un componente de incertidumbre que los inversionistas ya descuentan en sus planes, en particular en sectores estratégicos y con alta densidad laboral.

El comercio de servicios podría amortiguar parte del choque externo. Turismo, logística, diseño e ingeniería, y servicios habilitados por tecnologías digitales mantienen un desempeño más estable que los bienes, de acuerdo con la OMC. Para México, la expansión de servicios empresariales y de TI ligados a manufactura avanzada —y el crecimiento de centros de datos y cadenas de valor de semiconductores en etapas de ensamble y pruebas— puede ofrecer un contrapeso si se consolida capital humano y certidumbre regulatoria.

En el tipo de cambio, la combinación de flujos por inversión productiva, remesas elevadas y exportaciones manufactureras ha brindado soporte, pero la volatilidad global puede resurgir si se amplía la aversión al riesgo o si se intensifican tensiones comerciales. Una agenda enfocada en competitividad —infraestructura fronteriza, facilitación comercial, transición energética y cumplimiento laboral— ayudaría a sostener la atracción de capital en un ciclo externo más débil.

En síntesis, el menor crecimiento del comercio mundial de bienes previsto para 2026 plantea un entorno más exigente para México. La demanda regional podría enfriarse justo cuando maduran proyectos de relocalización. La respuesta de política pública y del sector privado —agilizar infraestructura, garantizar insumos energéticos, reforzar cadenas de suministro legales y elevar la productividad— será clave para convertir el nearshoring en resiliencia, mientras los servicios ganan peso como amortiguador del ciclo.

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