Ante presiones externas, México y Brasil exploran renovación de su relación comercial

05:55 28/07/2025 - PesoMXN.com
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Las dos mayores economías de América Latina, México y Brasil, se encuentran en un proceso de replanteamiento estratégico de su relación comercial, impulsadas principalmente por la nueva ola de aranceles anunciada por Estados Unidos. Ante la inminente entrada en vigor de gravámenes del 30% a productos mexicanos y del 50% a mercancías brasileñas a partir del 1 de agosto de 2025, ambos países priorizan fortalecer los lazos bilaterales y transformar viejas rivalidades en una cooperación más cercana y pragmática.

Brasil y México concentran el mayor peso económico de la región. De acuerdo con cifras del Fondo Monetario Internacional, el PIB de Brasil asciende a dos billones ciento ochenta mil millones de dólares, seguido por el de México, que ronda los un billón ochocientos cincuenta mil millones. No obstante, en términos de exportaciones la balanza se inclina hacia México, con más de 617 mil millones de dólares en 2024, casi el doble del monto reportado por Brasil. Ambos países han liderado en sectores como el automotriz y el agroalimentario, aunque históricamente sus industrias han competido más que complementarse.

Las fricciones pasadas, particularmente en campos como el agrícola y el automotriz, han dificultado una integración profunda. Los desencuentros en normas fitosanitarias y técnicas, así como las diferencias en la aplicación de reglas internacionales de la Organización Mundial de Comercio (OMC), suelen frenar avances. Sin embargo, la coyuntura actual parece abrir una ventana para actualizar y equilibrar los acuerdos de complementación económica establecidos desde 2002.

En días recientes, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y su contraparte brasileña, Luiz Inácio Lula da Silva, sostuvieron una conversación telefónica que marcó el inicio formal de negociaciones para ampliar el marco comercial bilateral. Según fuentes oficiales, se discutió el potencial de sectores estratégicos como la farmacéutica, la agroindustria, el etanol, el biodiesel y la innovación tecnológica, considerando la necesidad de una respuesta coordinada ante los retos globales y la volatilidad comercial impulsada por las políticas de Washington.

Actualmente, el intercambio bilateral representa una parte modesta del comercio total de ambos países: para México, en 2024 el comercio con Brasil fue de apenas 2.7% de su total, mientras que para Brasil la proporción alcanzó el 5.2%. Persisten asimetrías: México mantiene un déficit comercial de más de seis mil millones de dólares con la economía sudamericana, reflejo de acuerdos que no corrigen completamente el desequilibrio.

Pese a estos desafíos, se observan señales concretas de integración, como la reciente autorización para exportar aguacate mexicano tipo Hass al mercado brasileño. La medida, respaldada por estrictos protocolos sanitarios, abre una ventana de oportunidad para México en un mercado de más de 200 millones de consumidores y constituye un avance simbólico en la diversificación de destinos de exportación.

De cara a este nuevo escenario, los análisis de organismos como el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) resaltan la importancia estratégica de profundizar los vínculos con Brasil, ante la evidencia de que esta relación aporta dinamismo y opciones frente al riesgo de sobredependencia del mercado estadounidense. La urgencia de modernizar acuerdos comerciales —que datan de hace más de dos décadas— coincide con una visión más amplia de integración regional latinoamericana, buscando mayor autonomía y coordinación frente a potencias como Estados Unidos y China.

Con la próxima visita del vicepresidente brasileño Geraldo Alckmin a la Ciudad de México, acompañada de una delegación empresarial, ambos gobiernos aspiran no solo a ampliar el volumen del intercambio, sino también a establecer bases más sólidas y equitativas para la cooperación futura. Mientras tanto, las negociaciones separadas con Estados Unidos para mitigar los aranceles continúan, reflejando la urgencia y complejidad del momento.

En conclusión, la coyuntura internacional y las nuevas restricciones comerciales de Estados Unidos han acelerado un proceso de acercamiento largamente postergado entre México y Brasil. El reto será transformar los avances diplomáticos en acuerdos concretos que equilibren la relación, potencien sectores complementarios y permitan a ambas economías adaptarse, en conjunto, a los cambios de un entorno global cada vez más incierto.

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