Alcaldes fronterizos piden que la revisión del T-MEC ponga a la frontera en el centro de la competitividad norteamericana

05:55 10/12/2025 - PesoMXN.com
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Alcaldes fronterizos piden que la revisión del T-MEC ponga a la frontera en el centro de la competitividad norteamericana

La Asociación de Alcaldes Fronterizos de Estados Unidos y México presentó a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos un paquete de seis propuestas para la revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026. El grupo, que agrupa ciudades donde cruza más de 40% del comercio bilateral y representa a más de 14 millones de personas, sostiene que el acuerdo solo alcanzará su potencial si la frontera se convierte en una prioridad explícita de inversión, gobernanza y ejecución. En 2024, el intercambio comercial entre México y Estados Unidos superó los 839 mil millones de dólares, consolidando a México como socio clave en el reordenamiento de cadenas de suministro.

Las demandas se articulan en seis frentes: modernización de puertos de entrada; cooperación ambiental; logística y procesos aduaneros más ágiles; participación directa de gobiernos locales en la gobernanza del T-MEC; fortalecimiento de condiciones laborales; y mayor resiliencia de cadenas de suministro. El llamado subraya que Tijuana–San Diego, Ciudad Juárez–El Paso, Nuevo Laredo–Laredo y Matamoros–Brownsville son nodos que definen el costo, el tiempo y la confiabilidad del comercio de América del Norte, y que la toma de decisiones debe reflejarlo.

En infraestructura, los alcaldes señalan que la obsolescencia, los retrasos y la falta de personal elevan costos logísticos entre 15% y 20%. Proponen un fondo trilateral para modernizar instalaciones, operaciones 24/7, metas públicas de tiempos de cruce, expansión de los carriles FAST y el programa C-TPAT, y mayor uso de tecnología de inspección no intrusiva. La experiencia reciente de cierres parciales y reasignación de personal por presiones migratorias evidenció la fragilidad operativa de algunos cruces, con impacto directo en exportadores, transportistas y pymes. Proyectos como Otay Mesa II y ampliaciones en los puentes de Nuevo Laredo y Reynosa muestran la ruta, pero requieren financiamiento estable y coordinación binacional.

La agenda ambiental propone un programa Border 2030 con financiamiento anual mínimo de 200 millones de dólares, obras urgentes en saneamiento de Tijuana, Ciudad Juárez y Nogales, y una red trinacional de monitoreo de la calidad del aire. Las emisiones por el tránsito lento de camiones y las descargas de aguas residuales en la cuenca Tijuana–San Diego y en el Río Bravo afectan salud pública y productividad. Carriles “verdes” para vehículos de bajas emisiones y estándares coordinados ayudarían a cumplir metas climáticas y a reducir costos asociados a demoras y paros por contingencias ambientales.

En materia de logística y facilitación comercial, los ediles plantean un manifiesto único trilateral, reglas de clasificación armonizadas, intercambio de datos más robusto entre agencias y capacitación continua para personal aduanero. México ha avanzado con la Ventanilla Única (VUCEM) y la digitalización de pedimentos, mientras el complemento Carta Porte ha elevado la trazabilidad terrestre; no obstante, la falta de interoperabilidad entre sistemas y los procedimientos redundantes con Estados Unidos y Canadá siguen generando cuellos de botella. Simplificar verificaciones, especialmente para pymes, permitiría aprovechar mejor las reglas de origen del T-MEC.

Los alcaldes también piden un asiento formal en la gobernanza del tratado mediante un Consejo de Alcaldes del T-MEC y la integración de autoridades locales en comités ambientales, laborales y de facilitación. Argumentan que la implementación cotidiana ocurre en sus ciudades: coordinación de obras, ordenamiento territorial, movilidad de carga, seguridad y servicios básicos. Frente al auge del nearshoring en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, la planeación binacional de suelo industrial, agua y electricidad se vuelve determinante para sostener la llegada de nuevas inversiones.

En el ámbito laboral, la propuesta enfatiza formación conjunta con reconocimiento de certificaciones en los tres países y recursos para la aplicación efectiva de la ley. Desde 2021, el Mecanismo Laboral de Respuesta Rápida del T-MEC ha impulsado mejoras en libertad sindical y negociación colectiva en México, elevando estándares en sectores como autopartes y manufactura. Sin embargo, la escasez de técnicos especializados y la rotación en la frontera obligan a articular programas con sistemas educativos como CONALEP, universidades tecnológicas y community colleges en la región transfronteriza.

Para cadenas de suministro, los alcaldes proponen mapear eslabones críticos con bases de datos compartidas, incentivos para establecer plantas en zonas fronterizas y trámites aduaneros y de verificación más simples. La región busca capitalizar la relocalización en industrias como automotriz, dispositivos médicos, electrónica y potencialmente semiconductores, en sintonía con políticas industriales en Estados Unidos. La próxima revisión del T-MEC podría reencuadrar reglas en sectores sensibles como vehículos eléctricos, lo que exige certidumbre regulatoria y procesos aduaneros previsibles.

El contexto macro acompaña el diagnóstico. México ha fortalecido su posición como principal socio comercial de Estados Unidos, mientras el flujo de inversión fija hacia la frontera crece al calor del nearshoring. Persisten retos: rezagos en infraestructura carretera y ferroviaria, congestión en cruces, disponibilidad de energía y agua en polos industriales del norte, y tasas de interés altas que encarecen el capital. La coordinación entre SAT y CBP para homologar procesos, junto con inversiones en inspección y personal, será clave para traducir el buen momento comercial en ganancias de productividad sostenibles.

Hacia 2026, la discusión del T-MEC tendrá que equilibrar ambición y factibilidad. Los alcaldes fronterizos ponen sobre la mesa una hoja de ruta que encadena infraestructura, medio ambiente, gobernanza y capacidades laborales con la meta de reducir fricciones y costos. Para México, priorizar puertos, digitalización y formación de talento en la frontera podría acelerar el aprovechamiento del nearshoring y blindar la competitividad regional frente a disrupciones globales.

En síntesis, la frontera se perfila como el eslabón decisivo del T-MEC: modernizar cruces, limpiar pasivos ambientales, simplificar trámites y sumar a los gobiernos locales puede traducirse en menores costos, mayor certidumbre y cadenas más resilientes. El desafío no es de diagnóstico, sino de ejecución, financiamiento y coordinación trilateral sostenida.

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