México perfila nuevos aranceles a países sin acuerdo y apuesta por su red de 14 tratados para mantener la competitividad

13:12 09/09/2025 - PesoMXN.com
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El Gobierno federal analiza, como parte del Paquete Económico 2026, la imposición de aranceles a importaciones provenientes de países con los que México no tiene un acuerdo comercial vigente. La medida, adelantada por la presidenta Claudia Sheinbaum, se inscribe en una estrategia ya utilizada en los últimos años: desde 2023 y durante 2024-2025 se han aplicado aranceles temporales a una canasta de productos —acero, aluminio, textiles, calzado, entre otros— cuando llegan de naciones sin tratados, afectando especialmente a proveedores asiáticos. El objetivo oficial es nivelar el terreno de competencia para la industria local y evitar prácticas de subvaluación, en un contexto de reconfiguración de cadenas globales y mayor escrutinio sobre el origen de los insumos.

México llega a esta discusión con una de las redes comerciales más amplias del mundo: de acuerdo con la Secretaría de Economía, suma 14 tratados de libre comercio que involucran a 50 países. Entre los pilares figuran el T-MEC con Estados Unidos y Canadá; el acuerdo con la Unión Europea (con proceso de modernización pendiente de ratificación); el Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico (TIPAT), que vincula a México con economías del Asia-Pacífico; el acuerdo con la Asociación Europea de Libre Comercio (AELC: Suiza, Noruega, Islandia y Liechtenstein); así como tratados con Japón, Israel, Chile, Colombia, Perú, Centroamérica, Panamá y Uruguay. Adicionalmente, el acuerdo de continuidad comercial con el Reino Unido asegura preferencias arancelarias mientras se negocia un TLC bilateral de nueva generación. Con este entramado, más de 80% del comercio exterior mexicano se realiza bajo reglas preferenciales.

Además de los TLC, México utiliza otros instrumentos en América Latina, como los Acuerdos de Complementación Económica (ACE) y los Acuerdos de Alcance Parcial (AAP) al amparo de la ALADI. Estos establecen reducciones arancelarias y disciplinas sectoriales sin llegar a un TLC integral. Un ejemplo es el ACE con Bolivia, que no es un tratado de libre comercio como tal; también destacan los esquemas con Brasil y Argentina para el sector automotriz. La Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú) complementa el andamiaje con libre tránsito de una amplia canasta de bienes y una agenda de integración de servicios e inversiones.

Si se concretan nuevos aranceles a países sin acuerdo, quedarán exentos los socios cubiertos por la red de tratados —incluidos Estados Unidos, Canadá, la UE, Japón y los miembros del TIPAT—, mientras que naciones con alta presencia exportadora hacia México, pero sin TLC, como China, India o Corea del Sur, enfrentarían mayores costos de acceso. El efecto inmediato dependería de la canasta gravada: podría encarecer ciertos insumos intermedios en manufactura, pero también atenuar la presión competitiva sobre ramas sensibles como siderurgia, textil-confección y calzado. Para la inflación, aún por encima del objetivo del Banco de México, el balance sería mixto: los aranceles tienden a presionar costos, pero la apreciación o estabilidad cambiaria y la mayor disponibilidad de proveeduría regional podrían amortiguar parte del traspaso a precios.

El telón de fondo es la relocalización de inversiones hacia Norteamérica. México se ha consolidado como uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos y un polo de manufactura avanzada en el Bajío y el norte, impulsado por nearshoring en sectores automotriz, electrónicos, electrodomésticos y dispositivos médicos. Para sostener ese impulso, además de la política arancelaria, el país enfrenta retos domésticos: infraestructura logística, disponibilidad energética y agua, certidumbre regulatoria y simplificación fronteriza. Un anclaje clave seguirá siendo el T-MEC, cuya revisión programada para 2026 exigirá resultados tangibles en cumplimiento de reglas de origen, solución de controversias y estándares laborales y ambientales.

En la agenda externa, la modernización del acuerdo con la Unión Europea y la negociación con el Reino Unido pueden ampliar oportunidades en agroindustria, servicios y compras públicas. En Asia, la relación con Corea del Sur —conversaciones intermitentes hacia un TLC— y la profundización del TIPAT ofrecen vías para diversificar proveedores y mercados. Paralelamente, los ACE con Sudamérica continúan siendo una plataforma útil para comercio intrarregional, con potencial de expansión en cadenas agroalimentarias, químicos y autopartes.

En síntesis, México combina una postura más activa en defensa comercial con la fortaleza de su red de 14 tratados. La definición fina de los nuevos aranceles —alcance, vigencia y sectores— será determinante para equilibrar protección a la industria y control de precios, y para no erosionar la competitividad que brindan el T-MEC, el TIPAT y los acuerdos con Europa. La revisión del T-MEC en 2026 y el avance de acuerdos pendientes en Europa y Asia marcarán el tono del comercio mexicano en los próximos años.

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