Banxico recorta la tasa a 7% y cierra el año con sesgo de cautela ante repunte inflacionario
El Banco de México concluyó el año con un recorte de 25 puntos base a su tasa de referencia, que quedó en 7%, pese a que la inflación general repuntó en noviembre. La decisión se tomó por mayoría, con un voto disidente a favor de mantener el nivel previo. Con ello, la autoridad monetaria prolonga el ciclo de bajas iniciado meses atrás, aunque envía una señal de mayor prudencia hacia los próximos encuentros.
En su comunicado, el banco central argumentó que la continuación del ajuste es congruente con la evaluación del panorama inflacionario y mantuvo sin cambios su trayecto de convergencia hacia la meta de 3% para el tercer trimestre de 2026. La Junta subrayó que la evolución del tipo de cambio, la moderación de la actividad económica y la incertidumbre por eventuales cambios en políticas comerciales internacionales podrían contribuir a aliviar presiones de precios. Aun con la tasa en 7%, la postura monetaria se mantiene restrictiva en términos reales, aunque menos que a inicios del año.
El repunte de la inflación a 3.8% en noviembre estuvo influido por ajustes en tarifas eléctricas y aumentos en transporte público, mientras que la subyacente se ubicó en 4.43%. Algunos analistas estiman que parte de ese incremento podría revertirse en diciembre por factores estacionales —incluidos descuentos del Buen Fin—, pero advierten que la inflación de servicios sigue mostrando inercia, en un entorno de mercado laboral apretado y aumentos salariales que continúan por encima de la inflación. Como cada año, la actualización de precios y tarifas en enero, así como modificaciones impositivas, pueden generar un bache temporal en el proceso desinflacionario.
En el frente real, los datos recientes apuntan a una economía que pierde tracción a la par de un entorno externo menos dinámico, con la manufactura sensible al ciclo de Estados Unidos. El consumo se ha mostrado relativamente resiliente y la inversión ligada a la relocalización de cadenas (nearshoring) continúa, aunque enfrenta cuellos de botella en infraestructura energética, logística y permisos que podrían delimitar su velocidad. Este balance mixto contribuye a que Banxico administre con cuidado el ritmo de normalización para evitar reavivar presiones de demanda.
El tipo de cambio ha sido un amortiguador clave para la inflación tradable, apoyado por flujos de exportaciones, remesas e inversión, además del diferencial de tasas respecto a economías avanzadas. No obstante, el peso mexicano sigue expuesto a episodios de volatilidad por cambios en la trayectoria de tasas en Estados Unidos, variaciones en los precios de materias primas y la evolución de disputas o ajustes en reglas comerciales a nivel global.
Tras acumulados superiores a 400 puntos base en recortes durante el ciclo, el consenso del mercado apunta a un compás más pausado. Varias casas de análisis prevén la posibilidad de una pausa a inicios del próximo año, dadas las alzas habituales de enero y potenciales traspasos de costos arancelarios. La trayectoria futura dependerá de la tendencia de la inflación subyacente, de la resiliencia del consumo y de que se confirme la desaceleración ordenada de la economía sin choques externos que alteren el panorama.
Para hogares y empresas, una tasa de 7% implica menores costos de financiamiento respecto a meses previos, aunque el traspaso a créditos al consumo, hipotecarios y empresariales suele ser gradual y heterogéneo. Para las finanzas públicas, un costo de la deuda más bajo al margen ofrece cierto respiro, pero la disciplina fiscal y el avance de proyectos de inversión siguen siendo determinantes para preservar la confianza.
En síntesis, Banxico optó por recortar y conservar su guía de convergencia a la meta, pero subraya cautela ante riesgos de corto plazo. La combinación de una postura aún restrictiva, inflación subyacente en proceso de ajuste y señales mixtas de crecimiento sugiere que el banco calibrará cada paso con datos en mano. El arranque del año será clave para confirmar si la desinflación retoma tracción tras los choques de fin de año y si se abre espacio para nuevas bajas sin comprometer la estabilidad de precios.