México afina su estrategia fiscal rumbo a 2026: actualiza cuotas, derechos e IEPS para capitalizar el impulso turístico
México acelera ajustes tributarios ante la expectativa de un repunte extraordinario en turismo y consumo durante la Copa Mundial de 2026. Entre las medidas destacan el aumento de la cuota para visitantes extranjeros sin permiso para trabajar, nuevas tarifas de derechos en museos y zonas arqueológicas, y actualizaciones del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para bebidas azucaradas, alcohólicas, energizantes y juegos con apuesta, además de mayor fiscalización a plataformas digitales. Aunque el Paquete Económico 2026 no incorpora de manera explícita el “efecto Mundial” en sus proyecciones, autoridades y especialistas prevén un empuje adicional a la recaudación en un año de alta demanda en servicios turísticos, entretenimiento y comercio electrónico.
Con sede compartida entre México, Estados Unidos y Canadá, el torneo se perfila como un catalizador económico. De acuerdo con estimaciones citadas por el CIEP, solo la cuota a visitantes extranjeros podría aportar alrededor de 5,406 millones de pesos, mientras que, al sumar derechos e IEPS actualizados, la recaudación adicional podría aproximarse a 30,000 millones de pesos en un escenario conservador. La Secretaría de Turismo calcula 5.5 millones de turistas por la justa; en contraste, directivos del futbol local han anticipado un flujo mucho mayor de visitantes. En 2024 México recibió 45 millones de turistas internacionales y en el primer trimestre de 2025 se observó un incremento de 3.5% anual, señal de que la inercia turística sigue firme.
El ajuste de derechos en el sector cultural busca capturar parte de esa derrama. Para 2026 se estableció una nueva Categoría IV en la Ley Federal de Derechos, con las cuotas más altas para sitios de alta demanda como Chichén Itzá, Uxmal y Dzibilchaltún. Quintana Roo —fuera de las sedes— alojará a selecciones en complejos hoteleros y promoverá zonas de visualización pública, lo que podría ampliar la recaudación por hospedaje y consumo. No obstante, especialistas advierten que mayores ingresos por cobro de derechos conviven con recortes en el presupuesto cultural, un contraste que plantea retos de conservación, mantenimiento y servicios al visitante justo cuando se anticipa un pico de afluencia.
En bebidas, el gobierno actualizó por primera vez desde 2010 la cuota del IEPS a productos saborizados, que para 2026 subirá de 1.64 a 3.08 pesos por litro. La medida se alinea con metas de salud pública, pero en el corto plazo podría coexistir con un aumento coyuntural en el consumo durante el torneo. México presenta uno de los niveles más altos de ingesta de bebidas azucaradas en el mundo, por lo que un escenario de incremento de 10% en ventas durante la justa implicaría un alza relevante en la recaudación esperada; algo similar aplicaría para bebidas alcohólicas y energizantes, rubros históricamente sensibles a eventos deportivos masivos. La clave será monitorear posibles presiones de precios y su efecto en la inflación de alimentos y bebidas.
El segmento de juegos con apuesta y sorteos también enfrenta una actualización importante. La tasa efectiva del IEPS y su marco de aplicación a servicios prestados por plataformas digitales, incluidas las extranjeras sin establecimiento en México, se fortalecen con mecanismos de cobro y sanciones como el bloqueo temporal del servicio en caso de incumplimiento. Hacienda estima que la recaudación por este concepto podría pasar de alrededor de 3,700 millones a más de 5,000 millones de pesos. En paralelo, se endurece la supervisión a intermediarios y servicios digitales —alojamiento, transporte y streaming— para mejorar la retención de ISR e IVA y reducir la evasión, en un contexto de digitalización acelerada de pagos y consumo.
En el frente macro, el refuerzo de ingresos no petroleros vía derechos e IEPS busca apuntalar las finanzas públicas en un entorno de presiones estructurales como el apoyo a Pemex y mayores necesidades de gasto social e infraestructura. La economía mexicana llega a 2026 con soporte de la relocalización de cadenas (nearshoring), que ha impulsado inversión en manufactura y logística, y con una política monetaria que se mantiene prudente ante riesgos inflacionarios. Un evento de la magnitud del Mundial puede dar un impulso adicional a los servicios —hospedaje, transporte, alimentos, comercio—, pero también pondrá a prueba la capacidad operativa de aeropuertos, seguridad, movilidad y oferta hotelera en las sedes y sus corredores turísticos.
El paquete también incluye beneficios fiscales acotados para participantes en la organización y operación del evento, con reglas por definir por parte del SAT. Expertos subrayan que la transparencia sobre los beneficiarios y el costo fiscal será clave para evaluar la relación costo-beneficio de estos incentivos frente a la recaudación incremental. De su correcta implementación dependerá que el “dividendo” del Mundial se traduzca en ingresos efectivos y mejoras tangibles en servicios públicos e infraestructura.
En síntesis, México llega a 2026 con una caja de herramientas tributarias más actualizada para capturar el auge turístico y digital que suele acompañar a un torneo global. El potencial recaudatorio es significativo si la afluencia y el gasto se materializan, pero su aprovechamiento exigirá capacidad de gestión, vigilancia a plataformas digitales, cuidado del patrimonio cultural y coordinación entre niveles de gobierno para evitar cuellos de botella y presiones de precios en las ciudades sede y zonas aledañas.





