México se afianza como puerta de entrada para la maquinaria italiana en América Latina

México se ha consolidado como el mercado más relevante para la maquinaria industrial italiana en América Latina, impulsado por la recomposición de cadenas globales y la fortaleza manufacturera del país. De acuerdo con estimaciones difundidas por organismos empresariales en el marco del Día Nacional del “Made in Italy”, uno de cada tres envíos italianos destinados a la región tiene como destino México, y cerca de cuatro de cada diez exportaciones italianas hacia el país corresponden a equipos y maquinaria. Este flujo acompaña la modernización de plantas y la integración tecnológica en sectores clave de la economía mexicana.
El embajador de Italia en México, Alessandro Modiano, subrayó que el país es el principal destino de las exportaciones italianas en el continente, con excepción de Estados Unidos. En ese contexto, el Plan de Acción para la Exportación —que siguió al Foro Empresarial México–Italia— coloca a México entre los socios prioritarios de la diplomacia económica italiana. La esperada modernización del Acuerdo Global entre la Unión Europea y México, pendiente de conclusión formal, prevé la liberalización arancelaria de la mayor parte del comercio de bienes industriales y agrícolas, lo que abriría una nueva etapa para el intercambio bilateral y la inversión.
El informe INGENIUM, elaborado por el Centro Studi Confindustria y la Fondazione Manlio Masi, identifica a México como el principal destino latinoamericano para la maquinaria ACT (Automatización, Creatividad y Tecnología), que agrupa soluciones de alta precisión, diseño avanzado e integración digital. La base manufacturera local —automotriz, aeroespacial, alimentos y bebidas, plásticos y farmacéutica—, combinada con la cercanía al mercado de Norteamérica, ha convertido al país en un receptor natural de tecnología italiana. Italia, sexto exportador manufacturero a nivel mundial y con liderazgo en automatización, soluciones a la medida e Internet industrial de las cosas, encuentra en México un socio compatible con su oferta de valor.
Entre 2018 y 2023, las exportaciones italianas de maquinaria hacia América Latina crecieron a una tasa media superior a la observada en otros mercados, con México absorbiendo una porción destacada de esos envíos. Para reforzar la cooperación, el estudio plantea tres líneas de acción: promover inversiones conjuntas que amplíen capacidad productiva e innovación; capitalizar el acuerdo comercial modernizado entre la Unión Europea y México para profundizar el intercambio; y acelerar la transferencia tecnológica y la formación en inteligencia artificial, manufactura avanzada y sostenibilidad.
El contexto doméstico favorece esta tendencia. México se ha posicionado como uno de los mayores socios comerciales de Estados Unidos y ha captado nuevas inversiones asociadas al nearshoring, especialmente en los corredores industriales del norte y el Bajío. La transición del sector automotriz hacia vehículos eléctricos y la demanda de mayor eficiencia en alimentos y bebidas, farmacéutica y plásticos están impulsando la renovación de maquinaria y procesos. Iniciativas logísticas como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec buscan ampliar la capacidad de conectividad, mientras que la modernización aduanera y la infraestructura fronteriza son piezas críticas para agilizar flujos de comercio.
Persisten, no obstante, desafíos estructurales que condicionan la profundidad de esta integración: la disponibilidad de energía confiable y competitiva, la capacidad de la red eléctrica, la gestión hídrica en regiones industriales, y la necesidad de acelerar la formación de capital humano técnico. También será determinante el entorno regulatorio y la certidumbre para nuevas inversiones, así como la revisión del T-MEC programada para 2026 y los avances en la actualización del acuerdo UE–México. La apreciación del peso en distintos momentos ha abaratado la importación de bienes de capital, aunque las tasas de interés elevadas en los últimos años han encarecido el financiamiento; un ciclo monetario más benigno podría catalizar nuevas compras de equipos.
Hacia adelante, la complementariedad entre la tecnología italiana y la base manufacturera mexicana perfila un círculo virtuoso: más automatización y digitalización elevan productividad y contenido tecnológico, y facilitan la integración a cadenas de valor regionales y globales. Para capturar plenamente este potencial, la coordinación público-privada en infraestructura, capacitación y certidumbre regulatoria será tan importante como la disponibilidad de maquinaria de punta.
En síntesis, México consolida su papel como nodo industrial de la región y como destino estratégico para la maquinaria italiana. La mayor apertura comercial, el empuje del nearshoring y la modernización productiva crean un terreno fértil, aunque su materialización dependerá de resolver cuellos de botella en energía, agua, logística y talento. El balance, por ahora, apunta a una relación bilateral con margen de crecimiento y efectos positivos sobre productividad e inversión.