La recaudación fiscal en México crece pese a desaceleración económica

En los primeros cinco meses de 2024, la recaudación de impuestos federales en México presentó un avance sólido, superando los 2.41 billones de pesos y registrando un incremento anual de 8.8%. Estos datos, difundidos por el Servicio de Administración Tributaria (SAT), reflejan un desempeño notable de los ingresos tributarios, a pesar de un entorno económico marcado por señales de estancamiento y menor dinamismo en la actividad productiva nacional.

Entre los principales impuestos, el Impuesto Sobre la Renta (ISR) se ubicó como la principal fuente de ingresos, al totalizar 1.37 billones de pesos, con un crecimiento de 8% respecto al mismo periodo de 2023. Por su parte, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), que grava el consumo, aumentó en 12.5%, sumando 653,542 millones de pesos, mientras que el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que grava productos específicos como combustibles y tabacos, alcanzó 268,447 millones de pesos, presentando un incremento interanual de poco más de 7,130 millones de pesos.

El resultado de recaudación total no solo supera lo estimado en la Ley de Ingresos de la Federación para el periodo (cumpliendo con holgura el 103.5% de la meta), sino que contrasta con la desaceleración del Producto Interno Bruto (PIB), que muestra una brecha entre las expectativas gubernamentales y las internacionales. Para 2024, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público prevé un crecimiento económico de entre 1.5% y 2.3% (punto medio de 1.9%), mientras que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha recortado su estimación a solo 0.4%, una diferencia significativa que podría tener efectos adversos en la disponibilidad de recursos públicos.

La estrategia del SAT, articulada bajo el Plan Maestro 2025, ha puesto énfasis en fortalecer la recaudación a través de mayores controles, fiscalización y estrategias de combate a la evasión fiscal, lo que ha contribuido a los resultados observados. Sin embargo, la persistente desaceleración económica podría limitar el margen de maniobra del gobierno para sostener el ritmo de ingresos en el mediano plazo, especialmente si el consumo y la inversión continúan debilitándose y presionan a la baja los ingresos tributarios.

De persistir la divergencia entre la recaudación fiscal sostenida y la menor actividad económica, el gobierno podría verse obligado a ajustar sus previsiones presupuestales y racionalizar el gasto, en un contexto donde persisten desafíos estructurales como la informalidad laboral, la baja productividad y la dependencia de ingresos petroleros.

En resumen, la fortaleza mostrada por la recaudación fiscal en lo que va del año se convierte en un factor positivo para las finanzas públicas, pero mantiene latente la necesidad de vigilancia y adaptación ante un panorama económico incierto, donde el cumplimiento de metas de ingresos y crecimiento dependerá, en buena medida, del desempeño de la economía en los meses siguientes.