México pierde terreno en el comercio con EU por escalada de aranceles; se recrudece el déficit comercial estadounidense
El reciente endurecimiento de la política arancelaria en Estados Unidos ha desencadenado un aumento histórico en el déficit comercial de ese país, afectando significativamente a sus principales socios comerciales, entre ellos México. Datos del Departamento de Comercio estadounidense reportan que el déficit en bienes alcanzó un nuevo máximo de 424,612 millones de dólares en el primer trimestre de 2025, comparado con los 248,480 millones registrados en el mismo periodo del año anterior. Se trata de una cifra que representa el 4.2% del PIB estadounidense, el mayor porcentaje en los últimos 17 años y un hito al alza que recuerda los meses previos a la crisis financiera de 2008.
La escalada arancelaria impulsada por la administración Trump buscaba, entre otros objetivos, fortalecer la industria local, reducir las importaciones y proteger el empleo estadounidense. Sin embargo, el efecto real fue distinto: la imposición de nuevas tarifas aceleró las importaciones anticipadas de bienes, en particular maquinaria, autos, componentes tecnológicos y materiales industriales, pues empresas y consumidores se apresuraron a adelantarse a los aumentos de precios derivados de las restricciones. Este comportamiento, explican expertos del Progressive Policy Institute y del Centro de Investigación Económica y Política, terminó por sustituir el consumo de bienes nacionales y ralentizó el crecimiento económico interno.
En el contexto global, las estadísticas comerciales muestran movimientos notables en el ranking de socios deficitarios de Estados Unidos. Mientras China se mantuvo como principal fuente del déficit, Irlanda ascendió al segundo lugar y México cayó del segundo al cuarto puesto, siendo superado por Suiza. Este reacomodo refleja el impacto desigual de las barreras comerciales y evidencia cambios en las cadenas de suministro globales, en las cuales México tradicionalmente ha desempeñado un rol estratégico como pilar de la manufactura de exportación hacia el vecino del norte.
Para la economía mexicana, estos desarrollos suponen desafíos inmediatos y estructurales. Por un lado, el descenso en el ranking de socios comerciales deficitarios indica una probable contracción en la demanda estadounidense de bienes manufacturados en México, un sector fundamental para el crecimiento económico nacional, el empleo industrial y la captación de divisas. Diversas ramas industriales mexicanas —particularmente la automotriz, electrónica y de autopartes— han sostenido su expansión en virtud de su integración con el mercado estadounidense, dinámica que podría verse amenazada si se consolida el viraje proteccionista. Paralelamente, el impacto de los aranceles sobre insumos clave también puede encarecer los costos de producción al interior de México, mermando la competitividad de sus exportaciones.
Para el corto plazo, el efecto de los aranceles sobre las cifras comerciales podría continuar reflejando importaciones elevadas en los reportes venideros. Sin embargo, existe la expectativa de que, hacia el verano, la dinámica se modere si el consumo en Estados Unidos se desacelera o incluso entra en recesión, tal y como proyectan algunos analistas. En el pasado, los periodos recesivos han traído una contracción en la demanda de bienes importados, lo que a su vez tiende a reducir el déficit. Más allá de la coyuntura, no obstante, persisten factores estructurales relacionados con los diferenciales entre el ahorro y la inversión en Estados Unidos, así como la propensión crónica al gasto que limita los efectos de las medidas proteccionistas.
Organismos como la Reserva Federal de Dallas y el National Bureau of Economic Research coinciden al destacar que las políticas arancelarias tienen una eficacia limitada para corregir déficits comerciales si los consumidores no reducen su demanda de bienes importados, aún con precios más altos. Incluso, advierten que un entorno de mayor proteccionismo puede desalentar la inversión extranjera, perjudicando el crecimiento y la competitividad industrial tanto en Estados Unidos como en sus socios cercanos, incluida México.
En resumen, el endurecimiento de los aranceles en Estados Unidos ha derivado en un incremento insospechado de su déficit comercial y ha modificado la posición de México en el intercambio bilateral. Esto pone en relieve la vulnerabilidad de la economía mexicana ante cambios abruptos en la política comercial de su principal socio. El futuro cercano dependerá tanto de la evolución de las políticas en Washington como de la capacidad de México para diversificar mercados y fortalecer su economía interna ante estos desafíos externos.
