Incremento de aranceles en EE.UU. impulsa el auge del comercio ilícito y desafía la economía legal de México

La reciente escalada de aranceles por parte de Estados Unidos, impulsada por una agenda proteccionista renovada desde el retorno de Donald Trump a la presidencia, está generando efectos colaterales significativos para México, uno de sus principales socios comerciales. La aplicación de tarifas a una amplia gama de productos –con una tasa promedio de 15.6% en junio de 2025, el nivel más elevado en décadas– deja abiertas grietas en la legalidad comercial e incentiva operaciones en los márgenes de la economía formal.

De acuerdo con el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), la presión arancelaria no solo altera los flujos tradicionales del comercio, sino que también crea oportunidades para la expansión del contrabando y otras actividades ilícitas. El encarecimiento y la burocratización del comercio legal reducen los márgenes de competitividad para las empresas establecidas en México, mientras que los grupos criminales aprovechan la coyuntura para sofisticar métodos de evasión, como la falsificación documental, triangulación comercial y subvaluación de mercancías.

La respuesta de los mercados negros ante el mayor escrutinio y costo del comercio es ágil y efectiva. Según reportes recientes, redes criminales mexicanas y extranjeras han diversificado su portafolio, incursionando en el comercio paralelo de productos como electrónicos, autopartes y agroalimentos, valiéndose de saturación en aduanas, rezago tecnológico y limitaciones en la coordinación internacional para instrumentar esquemas de evasión a gran escala.

El impacto en los sectores productivos de México es multifacético. Por un lado, la competencia desleal afecta directamente a las empresas que cumplen con las normativas, al someterse a impuestos y regulaciones estrictas. Por otro, el erario experimenta una merma importante en la recaudación fiscal, estimándose que el lavado de dinero basado en el comercio mueve cientos de miles de millones de dólares anualmente. Durante la anterior ronda de tensiones comerciales (2018-2019), las pérdidas estimadas por evasión arancelaria alcanzaron, según Goldman Sachs, los 130 mil millones de dólares.

La situación actual también propicia que los sistemas bancarios paralelos y circuitos ilegales de financiamiento capturen una mayor porción del flujo de capitales, obstaculizando los esfuerzos bilaterales para reforzar la cooperación en seguridad y combate al crimen organizado. Expertos advierten que nuevas restricciones comerciales podrían, paradójicamente, agravar la situación de seguridad y facilitar la diversificación criminal hacia sectores menos visibles y más rentables.

La migración irregular, otro tema neurálgico en la relación bilateral, se ve igualmente afectada por las nuevas políticas comerciales. El endurecimiento en las fronteras y la designación de cárteles mexicanos como entidades terroristas puede elevar la rentabilidad de las redes ilegales dedicadas al tráfico de personas y al reclutamiento forzado, capturando a migrantes que, al quedar varados, se convierten en población vulnerable ante el crimen.

A pesar del esfuerzo de las autoridades para cerrar brechas en los sistemas aduaneros y fiscales, las diferencias estructurales entre los mercados de la región y la sofisticación de las redes ilícitas continúa representando un desafío serio. Se advierte que cada nueva medida arancelaria, en lugar de contener el delito, podría estar creando incentivos para su proliferación y sofisticación operativa.

En perspectiva, la economía mexicana enfrenta el reto de mantener su dinamismo y atractivo para la inversión, a la vez que combate la erosión de su base fiscal y refuerza la transparencia en sus procesos fronterizos. La colaboración internacional, especialmente la coordinación con Estados Unidos y Canadá, será clave para equilibrar la seguridad comercial y la eficiencia operativa, minimizando el espacio para las actividades ilícitas que puedan minar el crecimiento y la confianza en el marco normativo.

En suma, el rediseño de las políticas comerciales norteamericanas está contribuyendo a reconfigurar las rutas y estrategias del crimen organizado, presionando a México a actualizar sus mecanismos institucionales y de cooperación regional. Las decisiones tomadas hoy pueden tener repercusiones estructurales de mediano y largo plazo en la integridad, seguridad y competitividad de la economía mexicana.

Como observa el contexto actual, el aumento de proteccionismo comercial no solo repercute en costos e incertidumbre para los actores formales, sino que facilita oportunidades para la economía ilegal. La respuesta de México será fundamental para contener el avance del comercio ilícito, preservar su estabilidad económica y fortalecer los canales legales de intercambio con su principal socio comercial.