BBVA eleva 10% su oferta por Sabadell y el mercado mexicano evalúa implicaciones
BBVA anunció una mejora del 10% en su oferta pública de adquisición por Banco Sabadell, a dos semanas de que concluya el periodo de aceptación. La propuesta, enteramente en acciones, plantea un canje de 1 título nuevo de BBVA por cada 4.8376 acciones de Sabadell, lo que implica valorar a la entidad catalana en 19,500 millones de euros y a su acción en 3.39 euros, un nivel no visto en más de una década. De prosperar, los accionistas de Sabadell obtendrían 15.3% del capital de BBVA. La entidad informó que no tiene previsto realizar nuevas mejoras ni ampliar los plazos.
La operación —aprobada por el Banco Central Europeo y la autoridad de competencia española— enfrenta resistencias. El consejo de Sabadell la considera insuficiente y recomendó no acudir, mientras el gobierno español impuso condiciones para preservar, al menos por tres años, la personalidad jurídica y la autonomía de gestión de ambas entidades, con posibilidad de extenderse a cinco. El desenlace permanece abierto debido a la elevada atomización accionaria de Sabadell y a que la oferta cierra el 7 de octubre.
En términos financieros, BBVA subraya que el pago exclusivamente en acciones volvería fiscalmente neutra la operación para accionistas en España si la aceptación supera 50% de los derechos de voto. Por su parte, Sabadell ha buscado elevar su valoración con medidas corporativas, entre ellas la venta de su filial británica TSB al Banco Santander y un compromiso de mayor remuneración al accionista.
Para México, donde BBVA opera al través de su principal filial fuera de España y líder del sistema bancario, los efectos serían indirectos y más estratégicos que operativos en el corto plazo. La OPA se ejecuta a nivel de la matriz en Europa, por lo que no implica cambios inmediatos en productos, comisiones o condiciones de crédito en el mercado local. Además, la banca mexicana está sujeta a regulación y capitalización propias bajo la CNBV y Banco de México, con esquemas de “ring-fencing” que protegen la solvencia y la liquidez de las subsidiarias.
El contexto doméstico es relevante: la demanda de crédito en México ha mostrado resiliencia en segmentos empresariales ligados al nearshoring, infraestructura y manufactura, mientras el crédito al consumo se mantiene activo, aunque con una normalización en indicadores de morosidad tras varios trimestres de tasas elevadas. Si bien Banxico inició un ciclo de flexibilización gradual en 2024, la postura monetaria sigue restrictiva y las tasas reales continúan altas; un recorte más profundo en 2025 podría comprimir márgenes financieros del sistema, pero también reanimar la solicitud de crédito de empresas y hogares.
Desde la perspectiva competitiva, una eventual integración BBVA–Sabadell en España no altera de forma directa el mapa mexicano, donde los principales jugadores siguen siendo BBVA, Santander, Banorte, Citibanamex, HSBC y Scotiabank. Sabadell no cuenta con una franquicia de banca de consumo relevante en México, por lo que no se anticipan efectos de primer orden en precios o disponibilidad de servicios financieros locales por este frente. Sí podrían verse, en cambio, ajustes en prioridades de inversión tecnológica y de capital del grupo, con México como plaza clave por su elevada rentabilidad y escala.
A futuro, los puntos a monitorear para el mercado mexicano incluyen: la trayectoria de capital del grupo tras la OPA (aunque al ser en acciones el impacto regulatorio luce acotado), la política de dividendos en la matriz y su eventual transmisión a la filial, la asignación de recursos para financiar proyectos ligados al nearshoring y la evolución del apetito de riesgo en segmentos PYME y consumo. También será relevante la sensibilidad del peso y de los costos de fondeo locales ante episodios de volatilidad global, así como la respuesta de la competencia en precios y captación.
En síntesis, la mejora de BBVA a su oferta por Sabadell reordena el tablero bancario europeo, pero en México su impacto sería principalmente de segundo orden y sujeto al desenlace regulatorio y accionario en España. La solidez de BBVA México, la regulación local y la dinámica de crédito ligada al nearshoring sugieren continuidad operativa, con la atención puesta en cómo el ciclo de tasas y la estrategia de capital del grupo podrían influir en la expansión del crédito y en la inversión tecnológica del banco en el país.