Cetes mantienen rendimientos reales positivos tras subasta; todos los plazos superan a la inflación
En la más reciente subasta de valores gubernamentales, los Certificados de la Tesorería (Cetes) presentaron movimientos mixtos pero conservaron rendimientos reales positivos frente a la inflación. El papel a 28 días subió 8 puntos base a 7.35%, el de 91 días retrocedió 6 puntos a 7.62%, el de alrededor de seis meses se mantuvo en 7.73% y el plazo de 364 días se ubicó en 8.83%. Con una inflación anual de 3.49% reportada por el Inegi, todos los vencimientos ofrecen tasas que más que duplican la variación de precios, lo que refuerza su atractivo para perfiles conservadores.
Los Cetes son instrumentos de deuda de corto plazo emitidos por el gobierno federal. Se colocan a descuento y, al vencimiento, el inversionista recibe el valor nominal, que es de 10 pesos por título. Están disponibles en plazos de 28, 91, cerca de 182 días y 364 días, y pueden adquirirse sin comisiones a través de Cetesdirecto o mediante casas de bolsa y bancos. Por su liquidez y bajo riesgo crediticio, suelen ser la puerta de entrada al mercado de dinero para ahorradores y tesorerías empresariales.
El apetito por Cetes persiste en un contexto de desinflación gradual y de una política monetaria que, aunque ya inició su normalización, se mantiene prudente. La combinación de inflación contenida y rendimientos nominales relativamente elevados genera colchones de tasas reales que resultan atractivos para preservar poder adquisitivo. Además, la demanda local de instrumentos gubernamentales —de Afores, bancos y ahorradores minoristas— ha sostenido la curva corta.
Para dimensionar el rendimiento “real” de una inversión en Cetes, una referencia común es restar la inflación anual a la tasa nominal. Con el plazo a 28 días en 7.35% y la inflación en 3.49%, el rendimiento real ex post rondaría 3.86% anualizado, sujeto a cambios conforme varíen los precios. Es importante considerar que la retención de ISR sobre intereses reduce el rendimiento neto, y que la trayectoria de la inflación futura puede diferir de la actual, afectando el resultado real final.
La elección de plazo implica distintos riesgos. Los vencimientos cortos permiten mayor flexibilidad para reinvertir si las tasas suben, pero exponen al riesgo de reinversión si las tasas bajan. En contraste, fijar el rendimiento de 12 meses otorga visibilidad sobre el flujo, aunque sacrifica la posibilidad de capturar alzas futuras. Inversionistas con necesidades de liquidez definidas suelen alinear el vencimiento del Cete con sus compromisos de gasto.
Aun con el respaldo soberano, los Cetes no están exentos de consideraciones de mercado. Quien necesite vender antes del vencimiento en el mercado secundario puede enfrentar pérdidas o ganancias por valuación dependiendo del nivel de tasas en ese momento. Por ello, la recomendación usual es mantenerlos hasta su fecha de pago cuando se busca certidumbre del rendimiento.
Hacia adelante, la evolución de la inflación, la comunicación del Banco de México y el calendario de colocaciones de la Secretaría de Hacienda serán claves para la curva de rendimientos. Un descenso adicional de tasas de referencia tendería a comprimir los rendimientos de los Cetes, mientras que presiones de precios por choques en energéticos, tipo de cambio o estacionalidad podrían erosionar el rendimiento real. El desempeño de la actividad económica, las necesidades de financiamiento público y el apetito de inversionistas extranjeros también incidirán en los costos de fondeo del gobierno.
En síntesis, los Cetes confirman su papel como instrumento de bajo riesgo para proteger el ahorro frente a la inflación. Las tasas actuales otorgan rendimientos reales positivos en todos los plazos, pero su conveniencia dependerá del horizonte de cada inversionista, de la carga fiscal aplicable y del rumbo de la inflación y la política monetaria en los próximos meses.