Persiste la incertidumbre en la inversión extranjera: México resiste ante panorama global desfavorable

La inversión extranjera directa (IED) a nivel mundial ha experimentado una caída sostenida, según el más reciente informe de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). De acuerdo con el reporte anual, los flujos globales de IED se redujeron un 11% en 2024, situándose en 1.5 billones de dólares, una tendencia impulsada principalmente por las crecientes tensiones comerciales internacionales y el retroceso de la globalización. Autoridades del organismo advierten que la perspectiva para 2025 permanece negativa, destacando la falta de resolución en los conflictos arancelarios y los retos geopolíticos en curso.
Mientras las economías avanzadas, sobre todo Europa, registraron una disminución notable de la IED —con un retroceso del 22%, incluso un dramático 58% en el caso europeo—, el comportamiento de la inversión en las economías en desarrollo muestra contrastes importantes. América Latina y el Caribe reportaron una baja del 12% en los flujos globales de inversión, aunque países como México han logrado mantener el interés de los capitales internacionales, con un repunte en anuncios de nuevos proyectos industriales y tecnológicos, en un contexto marcado por la tendencia mundial hacia la relocalización de cadenas de suministro o ‘nearshoring’.
Para México, la coyuntura internacional ha representado tanto riesgos como oportunidades. Si bien la volatilidad en los flujos de capital afecta la planeación y el crecimiento, la proximidad con el mercado estadounidense y el renovado T-MEC han favorecido la llegada de inversiones, principalmente en manufactura, automotriz, logística y tecnologías de la información. No obstante, persisten desafíos relacionados con el entorno político local, la incertidumbre regulatoria, las limitaciones de infraestructura y temas como la seguridad energética y la disponibilidad de mano de obra calificada.
La ONU y la UNCTAD enfatizan que, para revertir la tendencia negativa en los flujos de capital global, se requiere no sólo aumentar la inversión, sino canalizarla hacia proyectos de largo plazo, sostenibles y que contribuyan al desarrollo inclusivo. En el caso mexicano, expertos coinciden en que la creación de condiciones propicias para el crecimiento sostenido —como la generación de certeza jurídica, mejoras regulatorias y la consolidación de acuerdos comerciales— será fundamental para aprovechar las oportunidades que ofrece una economía global en reconfiguración.
En suma, México enfrenta un entorno internacional desafiante, con señales mixtas respecto a la inversión extranjera. Si bien el atractivo del país permanece sólido ante algunos inversionistas, el panorama global de incertidumbre exige estrategias nacionales que promuevan la competitividad y el desarrollo sostenible. El desenlace de las tensiones comerciales y las acciones internas serán determinantes en las perspectivas de inversión durante los próximos años.
En conclusión, la economía mexicana muestra resiliencia ante vientos globales adversos, manteniendo la posibilidad de captar mayor inversión extranjera si logra consolidar un ambiente propicio y aprovechar su posición geográfica y sus acuerdos internacionales. La evolución de los conflictos comerciales y la capacidad de México para responder a los retos internos marcarán el rumbo de su atractivo en el mapa de inversiones globales.