T-MEC a dos ritmos: la industria automotriz y los metales apuran el paso mientras agro y químicos consolidan ventaja

13:54 26/08/2025 - PesoMXN.com
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El desempeño exportador de México bajo el T-MEC avanza a distintas velocidades. De acuerdo con estimaciones recientes, el cumplimiento promedio nacional de las reglas del acuerdo alcanzó 77% en junio de 2025, una mejora sustancial mes a mes, pero con rezagos claros en ramas estratégicas. Los envíos de productos misceláneos apenas cumplieron en 24%, mientras que los eslabones metalúrgicos —aluminio, acero y cobre— rondaron 52%; petróleo y gas, 57%; y la industria automotriz, 68%. Estos segmentos quedaron más expuestos a los aranceles aplicados por Estados Unidos, lo que evidencia un flanco vulnerable en cadenas clave para la manufactura mexicana.

La presión se concentra en el complejo automotor y su cadena de insumos. Entre enero y mayo, el valor de la producción de autopartes sumó 48,445 millones de dólares, una baja de 8.6% anual, según la Industria Nacional de Autopartes (INA), que vincula el retroceso con mayores tarifas en Estados Unidos y una menor venta de vehículos en ese mercado. El encarecimiento de insumos como acero y aluminio —con tarifas de hasta 25%— ha erosionado márgenes y competitividad; la INA estima pérdidas cercanas a 3,000 millones de dólares por este efecto. El sector anticipa un cierre de 2025 con contracción cercana a 9% frente a 2024, reflejando la fragilidad del eslabón exportador más integrado de Norteamérica.

En contraste, varias ramas aprovecharon el marco del Tratado para robustecer su posición. Agricultura alcanzó 99% de cumplimiento; plásticos y hule, 93%; alimentos, 92%; y químicos, 91%. Incluso textiles y cuero —históricamente expuestos a disputas comerciales— llegaron a 89%. Más que un ejercicio de trámite, la trazabilidad y certificación de origen se han convertido en una palanca de competitividad: quienes acreditan contenido regional y procesos alineados al T-MEC no solo evitan tarifas, sino que ganan estabilidad en pedidos y plazos en un entorno de cadenas de suministro reconfiguradas por el nearshoring.

El salto de México entre mayo y junio —un brinco de 32 puntos porcentuales en cumplimiento— permitió que siete de cada diez productos ingresaran a Estados Unidos sin el arancel general de 25% que aplica a incumplidos. Proyecciones apuntan a que el país podría cerrar con 83% de cumplimiento, frente a estimaciones previas de 63%. Con ello, la tasa arancelaria efectiva que enfrenta México se reduce a 5.2%, muy por debajo de la carga que asumen competidores asiáticos; China, por ejemplo, encara una tasa cercana a 41.4% en el actual régimen de penalizaciones comerciales.

Canadá también aceleró la adaptación: pasó de 56% a 81% de cumplimiento en un mes y podría alcanzar 89%, esquivando el arancel de 35% para bienes fuera del acuerdo. Con tasas efectivas alrededor de 5.9% para Canadá y 5.2% para México, Norteamérica envía una señal de integración frente a un comercio global cada vez más fragmentado por tarifas, controles de exportación y tensiones geopolíticas.

Para México, el desafío no es solo aduanero o documental. A medida que más producción se relocaliza en el país, la infraestructura eléctrica y de transporte, la disponibilidad de gas y la certidumbre regulatoria se vuelven determinantes para sostener contenido regional y escalamiento de proveedores. La agenda del T-MEC —que incluye capítulos de solución rápida en materia laboral y compromisos ambientales— y la revisión programada del acuerdo en 2026 añaden un incentivo para acelerar inversiones en calidad de energía, logística fronteriza y digitalización de certificados de origen. Sin estos elementos, el cumplimiento puede quedarse corto frente al potencial del nearshoring.

Las implicaciones son directas para costos, precios y decisiones de inversión. En automotriz y metales, la sustitución de insumos importados por contenido regional demanda capital en estampado, fundición, tratamientos térmicos y cadena de baterías. Para pymes proveedoras, profesionalizar trazabilidad, pruebas de laboratorio y gestión de normas implica financiamiento y asistencia técnica. De no mitigarse, el traslado de mayores costos a precios finales podría presionar la inflación; por ello, el banco central ha mantenido una postura de cautela, atendiendo la trayectoria de la inflación subyacente y la volatilidad cambiaria ante noticias arancelarias y fiscales.

Hacia adelante, la capacidad de México para consolidar un cumplimiento cercano a 83% y sostenerlo será un factor de resiliencia frente a ciclos en Estados Unidos y cambios de política comercial. La hoja de ruta pasa por profundizar el contenido norteamericano, fortalecer el estado de derecho y asegurar energía confiable y competitiva. La ventana de oportunidad del nearshoring no es indefinida: la rapidez en permisos, ampliación de parques industriales y formación de talento técnico puede marcar la diferencia entre capturar inversiones de largo plazo o cederlas a otras geografías.

En síntesis, México ha ganado oxígeno con un avance acelerado en cumplimiento del T-MEC, pero el “bache” en autos y metales exige ajustes más profundos. Si se consolidan las mejoras regulatorias, de infraestructura y de proveeduría local, el país puede amortiguar los choques arancelarios y anclar su competitividad manufacturera en la región. La clave será traducir el cumplimiento aduanero en capacidades productivas duraderas.

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