IGAE repunta en octubre y sostiene a los servicios, pero la industria mexicana sigue sin retomar el paso
La economía mexicana mostró una recuperación en octubre tras la caída observada en septiembre, de acuerdo con el Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) publicado por el Inegi. En cifras desestacionalizadas, el indicador avanzó 1.0% respecto al mes previo, un repunte mayor al previsto en estimaciones oportunas y el mejor desempeño mensual en varios meses. En comparación anual, el crecimiento fue de 1.6%, señal de que el consumo y los servicios todavía aportan tracción, aunque con un panorama desigual entre sectores.
El impulso provino principalmente de las actividades terciarias (servicios), que crecieron 1.2% mensual y 2.5% anual. Dentro de este rubro destacaron los servicios de apoyo a los negocios, los servicios profesionales, actividades de esparcimiento y culturales, salud y el comercio al menudeo. Este comportamiento es consistente con una economía donde el empleo en servicios y el consumo cotidiano siguen sosteniendo buena parte del crecimiento, aun cuando los hogares enfrentan el encarecimiento del crédito y un entorno de tasas de interés todavía elevadas en términos históricos.
Sin embargo, no todo el segmento terciario avanzó al mismo ritmo. Actividades ligadas al gasto discrecional y a ciertos componentes del turismo mostraron debilidad: los servicios de alojamiento y preparación de alimentos cayeron en su comparación anual. En el contexto actual, esto puede reflejar desde una demanda más cautelosa de las familias hasta un reacomodo del gasto hacia bienes y servicios esenciales, además de una competencia más intensa en giros como restaurantes y hospedaje.
Del lado industrial, el dato de octubre ofreció un respiro parcial, pero no una reversión clara de tendencia. Las actividades secundarias crecieron 0.7% mensual, pero en su comparación anual siguieron en contracción (-0.7%), acumulando varios meses de retrocesos. La manufactura, pieza clave por su vínculo con las exportaciones hacia Estados Unidos, cayó 1.4% anual, mientras que la minería retrocedió 0.7% anual, prolongando una trayectoria de debilidad. La excepción fue la construcción, que logró crecer 1.5% anual después de meses de retrocesos, en un entorno donde la inversión pública y ciertos proyectos privados han compensado parcialmente la moderación industrial.
El balance acumulado del año es el que concentra más señales de enfriamiento: el IGAE presenta un avance cercano a 0.2% anual, de los registros más bajos para un periodo comparable desde la etapa crítica de 2020. En términos prácticos, esto sugiere una pérdida de dinamismo que se ha ido asentando conforme se combinan una industria sin fuerza, un mercado externo con altibajos y un consumo que resiste, pero ya no acelera como en etapas previas.
El contexto macro también ayuda a explicar esta mezcla de señales. México ha mantenido una postura monetaria restrictiva para contener la inflación, lo que encarece el financiamiento para empresas y hogares; al mismo tiempo, la inflación ha venido moderándose frente a los picos de 2022-2023, pero aún con episodios de presión en algunos rubros de servicios. En el frente externo, la economía estadounidense —principal destino de las exportaciones mexicanas— se ha desacelerado por momentos en sectores manufactureros, lo que suele transmitirse a la demanda de autopartes, electrónicos y otros bienes producidos en México, aun cuando el fenómeno de relocalización (nearshoring) mantiene interés de inversión de largo plazo en ciertas regiones.
Hacia el cierre del año, el rebote de octubre mejora el punto de partida para el último trimestre, pero no elimina los riesgos: la continuidad de la debilidad manufacturera, la volatilidad del entorno comercial global y la cautela empresarial ante cambios regulatorios o de política pública pueden limitar el crecimiento. La lectura para 2025, en diversos análisis de mercado, apunta a una expansión modesta —cercana a tasas por debajo de 1% en algunos escenarios—, con el sector servicios como soporte principal, mientras la industria necesitaría una recuperación más clara de la demanda externa y de la inversión productiva para aportar un impulso más balanceado.
En perspectiva, el dato de octubre confirma que la economía mexicana todavía puede “rebotar” cuando los servicios toman fuerza, pero también evidencia que la base industrial permanece frágil. Si la manufactura no retoma crecimiento sostenido, el avance dependerá en exceso del consumo interno y del sector terciario, lo que podría traducirse en un desempeño moderado y más vulnerable ante shocks externos o un endurecimiento adicional de las condiciones financieras.
Observaciones finales: El IGAE de octubre muestra una recuperación mejor a la esperada, impulsada por servicios y comercio, pero la industria —en particular manufactura y minería— continúa en terreno débil. El acumulado del año refleja una pérdida de ritmo que obliga a seguir de cerca la inversión, el ciclo manufacturero de Estados Unidos y la evolución de tasas e inflación, factores que serán determinantes para que el crecimiento de 2025 sea más sólido o permanezca limitado.





