Canadá refuerza lazos comerciales con México ante avance del proteccionismo en Norteamérica

En un contexto global marcado por crecientes tendencias proteccionistas, especialmente desde Estados Unidos, Canadá está apostando por profundizar su relación comercial con México. Con una estrategia enfocada en diversificar sus exportaciones y reducir su dependencia del mercado estadounidense, Ottawa busca consolidar a México como socio prioritario en sectores clave como el agroalimentario y el automotriz.
Ambas economías enfrentan una vulnerabilidad estructural al depender en gran parte de Estados Unidos para sus exportaciones: el 78% de las ventas externas canadienses y el 83% de las mexicanas se dirigen al vecino del norte. Esta cifra pone de relieve la necesidad de abrir nuevas rutas y fortalecer la cooperación bilateral para navegar los desafíos que plantean posibles medidas restrictivas, como las que se anticipan ante un eventual regreso de Donald Trump al gobierno estadounidense.
Export Development Canada (EDC), la agencia de crédito a la exportación canadiense, ha identificado como prioridad incrementar la presencia de productos agroalimentarios canadienses en México. Actualmente, solo el 2.9% de estos envíos tiene a México como destino, a pesar de que la demanda crecerá conforme la población mexicana supere los 149 millones de habitantes en 2050. El rezago del país en el Índice de Seguridad Alimentaria Global —México ocupa el sitio 43 de 113—, contrasta con el séptimo puesto de Canadá. Esto abre la puerta a alianzas potenciales que ayuden a subsanar brechas en sostenibilidad y abasto, en momentos en que los desafíos hídricos, climáticos y de acceso a tierras agrícolas se agudizan para México.
Entre los factores a superar se encuentran las limitaciones en la infraestructura logística. Integrar con mayor eficiencia los sistemas de transporte, tanto ferroviarios como portuarios, es visto como un paso necesario para agilizar el flujo de mercancías entre ambos países. Para ello, el gobierno canadiense ha invertido en el Fondo para Corredores de Diversificación Comercial y promovido proyectos como el Corredor T-MEC, que conectará Mazatlán con Winnipeg a través de la red ferroviaria continental de Canadian Pacific Kansas City, y el desarrollo del centro logístico CentrePort Canada.
Después de episodios de tensión, donde sectores políticos canadienses sugirieron revisar la pertenencia de México al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) por preocupaciones sobre el ingreso indirecto de productos asiáticos, el discurso se ha enfocado ahora en la cooperación frente a las nuevas amenazas arancelarias desde Washington. Ejemplo de ello es el impulso a la innovación conjunta: startups mexicanas han participado activamente en ferias tecnológicas en Canadá, y el sector agroalimentario apunta a adoptar tecnologías canadienses, como agricultura de precisión y sistemas avanzados de riego.
Según datos recientes, en el primer trimestre de 2025 las exportaciones mexicanas a Canadá aumentaron un 20%, ritmo superior al registrado en sus envíos hacia Estados Unidos. Si bien las importaciones mexicanas desde Canadá aún no alcanzan niveles óptimos, existe un espacio considerable para fortalecer el comercio bilateral, especialmente como alternativa al mercado asiático. México importa de China productos que también produce Canadá —desde vehículos y maquinaria, hasta fertilizantes y alimentos procesados—, lo que podría traducirse en nuevas oportunidades para ambos países en el mediano plazo.
El rubro de inversiones, sin embargo, todavía enfrenta retos. En el sector minero, proyectos canadienses por valor de 3,500 millones de dólares registran demoras regulatorias, reflejo de la necesidad de construir mayor confianza y certidumbre jurídica para el capital extranjero. Esto cobra relevancia frente al llamado “Plan México” de la virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum, que propone posicionar al país como la décima economía mundial para 2030 con apoyos en empleo, innovación y disminución de la dependencia asiática. Canadá, tercer mayor inversionista extranjero en México, es visto como un socio estratégico para alcanzar esos objetivos a través de financiamiento, transferencia tecnológica y formación de capital humano.
La recepción de Sheinbaum como invitada a la cumbre del G7 en Canadá, un hecho sin precedentes para un mandatario mexicano, subraya el interés del gobierno canadiense en fortalecer los lazos con México y elevar su perfil dentro de las grandes economías desarrolladas.
En conclusión, la coyuntura internacional y las nuevas estrategias de Ottawa abren oportunidades únicas para consolidar la relación comercial y de inversiones entre México y Canadá. Si ambos países logran avanzar en la integración logística, la transferencia tecnológica y la confianza mutua, podrían establecer una alianza resiliente y competitiva frente a los retos del entorno global y la incertidumbre sobre la política comercial estadounidense.