Tarifas eléctricas y transporte elevan la inflación a 3.80% en noviembre; la subyacente se afianza en 4.43%
La inflación general anual de México repuntó a 3.80% en noviembre, impulsada por ajustes en electricidad, transporte público y agropecuarios, de acuerdo con el INEGI. El índice subyacente —que excluye los precios más volátiles y guía la lectura de presiones de mediano plazo— se ubicó en 4.43% anual, por encima del objetivo de 3% del Banco de México (Banxico) y de su rango de variabilidad.
En su comparación mensual, el Índice Nacional de Precios al Consumidor avanzó 0.66%, el mayor incremento para un noviembre desde 2021. El componente no subyacente subió 2.28% mensual, reflejando la conclusión del subsidio de verano a las tarifas eléctricas en 11 ciudades, lo que derivó en un aumento de 20.70% en la electricidad e incidió con 0.28 puntos en la inflación del mes. También destacaron alzas de 4.90% en transporte público colectivo y de 14.34% en jitomate. En contraste, disminuyeron precios de aguacate, papa, plátano y naranja.
La inflación subyacente avanzó 0.19% mensual. Al interior, los servicios aumentaron 0.39%, con presiones persistentes en vivienda y consumo fuera de casa, mientras que las mercancías mostraron una leve baja de 0.03%, apoyadas por una moderación en alimentos procesados y bienes duraderos. A tasa anual, los servicios crecen 4.49%, ritmo que subraya la resistencia del componente más inercial de la inflación.
Para Banxico, que opera con una meta de 3% ±1 punto, la persistencia del subyacente sugiere cautela. Si bien la inflación general se mantiene dentro del rango, el proceso desinflacionario luce más lento en servicios, un rubro ligado a costos laborales, rentas y demanda interna. Con una tasa de referencia aún en terreno restrictivo y expectativas de inflación relativamente ancladas, el margen para recortar el costo del dinero en los próximos trimestres dependerá de que se consolide la convergencia del subyacente, de la trayectoria del tipo de cambio y de la evolución de los precios administrados.
De cara a los próximos meses, suelen concentrarse ajustes estacionales y administrativos —como actualizaciones del IEPS a combustibles y de ciertas tarifas y cuotas— que pueden generar ruido temporal en los precios. En alimentos, factores climáticos y logísticos siguen siendo un foco de atención por su impacto en frutas y verduras, mientras que la volatilidad de energéticos y el costo de la electricidad continúan sujetos a condiciones de oferta y demanda, capacidad de generación y transmisión, y precios internacionales.
En el frente real, la actividad mantiene apoyos por empleo formal, remesas y la reconfiguración de cadenas de suministro que favorece la inversión en manufactura y servicios asociados. No obstante, la fuerza de la demanda doméstica, junto con incrementos salariales y cuellos de botella en algunos servicios urbanos, puede sostener presiones en el subyacente. Al mismo tiempo, una eventual consolidación fiscal y la normalización del gasto público podrían moderar el ritmo de la economía en 2025, contribuyendo a la desinflación, siempre que no medien choques externos.
En síntesis, el repunte de noviembre se explica en gran medida por factores no subyacentes y estacionales, pero la subyacente en 4.43% evidencia que el tramo final hacia la meta será gradual. La atención del mercado permanecerá en servicios, en los ajustes de inicio de año y en la guía de Banxico, que previsiblemente preservará una postura prudente hasta ver señales firmes de convergencia sostenida al 3%.
Observación final: la inflación general volvió a acelerarse por electricidad y transporte, mientras que la subyacente se mantiene elevada por servicios. El balance sugiere una desinflación más lenta, dependiente de shocks en agro y energéticos y del pulso de la demanda. Con un banco central enfocado en el subyacente, la ruta de tasas seguirá condicionada por la persistencia de los servicios y por eventuales ajustes fiscales y administrados a inicios de año.





