Posibles aranceles de EE. UU. agitan el entorno comercial global: México, atento a repercusiones económicas

Las recientes declaraciones del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, sobre la imposición de un arancel del 25% a productos provenientes de Japón y Corea del Sur, han reavivado la incertidumbre respecto al futuro de las relaciones comerciales globales. Aunque la medida está programada para entrar en vigor el 1 de agosto, la noticia genera inquietud en países con altos vínculos comerciales con Estados Unidos, como es el caso de México.
Trump argumenta que las relaciones comerciales con dichos países "están lejos de ser recíprocas", y advirtió que los productos que utilicen a terceros países como tránsito también estarán sujetos a este arancel, en un intento por frenar las estrategias de evasión. La decisión forma parte de una estrategia más amplia, en la que Washington ha elevado la presión tarifaria sobre sus principales socios comerciales con la expectativa de renegociar acuerdos más favorables para los intereses estadounidenses.
Aunque la medida se dirige primordialmente a Asia, el contexto resulta relevante para México, cuyo modelo de exportación está firmemente anclado al mercado estadounidense. Una intensificación en la guerra comercial global podría alterar los flujos de comercio y afectar las cadenas de valor donde participan empresas mexicanas. Además, el endurecimiento de la política arancelaria de Estados Unidos podría presionar a la economía mexicana, especialmente en sectores orientados a la manufactura y exportación, como la automotriz y electrónica.
Cabe señalar que, hasta el momento, México y Estados Unidos mantienen vigente el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), que provee reglas claras sobre comercio e inversiones entre los tres países. Sin embargo, el entorno de volatilidad y posibles represalias arancelarias genera preocupación sobre los posibles efectos indirectos, como una menor demanda de insumos y productos mexicanos si los aranceles afectan la producción en Norteamérica o limitan la competitividad regional frente a otras cadenas globales.
Analistas locales advierten que, si la tendencia proteccionista de Estados Unidos se intensifica, México podría, por un lado, captar inversiones de empresas asiáticas que intenten relocalizar su producción para eludir aranceles (el fenómeno conocido como "nearshoring"), pero, por otro, también enfrentaría riesgos de menor crecimiento si se desincentiva la inversión industrial o se da una desaceleración en el comercio mundial. Factores como la volatilidad cambiaria, inflaciones importadas y el deterioro de la confianza empresarial son escenarios a vigilar en los próximos meses.
En este contexto, la Secretaría de Economía de México monitorea de cerca las negociaciones internacionales y mantiene diálogo constante con sus contrapartes en Norteamérica y Asia, buscando minimizar impactos negativos para el sector productivo nacional. El reto será mantener la confianza de inversionistas y exportadores, en medio de un panorama internacional volátil y sujeto a decisiones unilaterales de política comercial por parte de Estados Unidos.
En síntesis, aunque el arancel anunciado por Estados Unidos no se dirige específicamente a México, su implementación podría desencadenar efectos colaterales en la economía nacional al modificar las dinámicas del comercio internacional. Frente a un escenario global incierto, México deberá fortalecer su diversificación comercial, promover la integración regional y robustecer la capacidad de respuesta de su aparato productivo para sortear los desafíos venideros.