Se fortalece la posición de México frente a Vietnam en el mercado estadounidense tras nuevo acuerdo comercial
La rivalidad exportadora entre México y Vietnam ha sido una constante en el acceso al mercado de Estados Unidos, especialmente en sectores clave como manufactura, automotriz y productos electrónicos. Tradicionalmente, Vietnam ha capitalizado su bajo costo laboral y una política comercial expansiva para incrementar sus envíos al país vecino del norte. Sin embargo, recientes ajustes en la política comercial estadounidense están redefiniendo el escenario, consolidando una ventaja significativa para México.
De acuerdo con declaraciones del secretario de Economía, Marcelo Ebrard, el nuevo acuerdo bilateral entre Estados Unidos y Vietnam impone aranceles promedio mucho más altos para los productos vietnamitas: entre 35 y 40%. En contraste, las exportaciones mexicanas hacia el mismo mercado enfrentarán un costo arancelario promedio de solo 6%. Este diferencial, señala Ebrard, representa una ventaja de "seis a uno" para México frente a uno de sus principales competidores en América del Norte.
Este cambio responde a la creciente tendencia en la que Estados Unidos busca diferenciar su política arancelaria en función de alianzas estratégicas y balances comerciales. El acuerdo con Vietnam marca la primera vez que Washington firma un tratado de este tipo con una nación ante la cual mantiene un déficit comercial, lo que evidencia tanto los retos del comercio global como la búsqueda de mecanismos orientados a proteger la producción interna estadounidense sin comprometer a sus aliados más cercanos.
Pese a la aprobación reciente de una reforma fiscal en Estados Unidos, impulsada por el expresidente Donald Trump, que contempla reducciones en los impuestos a las utilidades empresariales, funcionarios mexicanos consideran que este cambio no reducirá el interés de las empresas por relocalizarse en México. Según Ebrard, aunque podrían existir incentivos contables para mover ciertas operaciones administrativas al norte, la proximidad, los costos logísticos y la competitividad productiva mexicana seguirán atrayendo inversiones hacia el país.
En este contexto, la relocalización de cadenas productivas, fenómeno conocido como "nearshoring", se mantiene como un factor clave en la economía mexicana actual. La estabilidad arancelaria y la integración profunda bajo el T-MEC refuerzan la confianza de inversionistas extranjeros y fabricantes estadounidenses en México como destino estratégico para la manufactura orientada al mercado norteamericano.
A futuro, la consolidación de ventajas arancelarias y logísticas podría traducirse en un crecimiento sostenido de las exportaciones mexicanas y una mayor captación de inversiones, si bien el panorama global sigue sujeto a ajustes en las políticas comerciales de Estados Unidos y la evolución de las relaciones internacionales. Mantener la competitividad requerirá también avances en materia de infraestructura, capacitación laboral y certeza regulatoria, aspectos que el gobierno y la iniciativa privada deberán reforzar para capitalizar plenamente este nuevo entorno.
En síntesis, los recientes cambios en la política comercial estadounidense potencian la posición de México como proveedor clave para Estados Unidos, especialmente frente a competidores asiáticos como Vietnam. Aunque el contexto internacional es dinámico y plantea retos, México cuenta con una coyuntura favorable para afianzar su integración económica bajo el T-MEC y fortalecer su papel en la región.